Viudas malditas

Antes era, incluso, peor porque la práctica habitual era matarlas quemándolas vivas con sus maridos. La mujer, cuando fallece su marido, pasa a ser responsabilidad de los parientes políticos que, por lo general, no quieren cargar con su sustento. Volver a la familia de sangre para la mujer, esto es, sus padres, sus hermanos, es prácticamente imposible, dado que al casarse se rompen los lazos casi por completo. A ello se suma el hecho de que la fe hindú tiene prohibido que las viudas vuelvan a casarse.
Ahora, cuando una mujer enviuda, es obligada a vestir el sari blanco, a cortarse el pelo y a no llevar ningún adorno. Sufren un ostracismo social que les prohibe acercarse a cualquier festejo público, incluidas las bodas.
Especialmente recomendable es la película 'Agua', de la cineasta india Deepa Mehta, donde se reflejan estos aspectos culturales/religiosos/sociales que chocan -o deberían chocar- tan frontalmente con nuestra cultura.
Un paradoja más de un país al que se le adjudica el papel de 'economía emergente' y hacia la que Occidente consiente ciertas violaciones de los derechos humanos mientras siga proporcionando horas de programación y desarrollo de software por dos euros, dispositivos de electrónica a precios de risa o vehículos por menos de 1.500 euros de precio final. Una pena.
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