La lucha por informar

Siempre es un placer leer a Ramón Lobo, por lo fresco de su escritura, por lo periodístico de su enfoque. Esta última afirmación, asociándose a Lobo es toda una redundancia, porque Lobo y periodismo son sinónimos, a diferencia de lo que sucede con otros que gustan de mostrar su título de periodista como estandarte.

No se pierdan hoy el relato de cómo Le Nouvelliste, un periódico que a duras penas sobrevivía en Haití antes del terremoto, se ve obligado ahora a centrarse en la Red tras perder su vieja rotativa. Fundado en 1898 es el periódico más importante junto a Le Matin.

Antes del terremoto contaba con 24 redactores y tenía planes y cálculos para la adquisición de una nueva rotativa. Después del 12 de enero ha reducido su plantilla a la mitad y su única salida es centrarse en su página web.

El espíritu de Max Chauvet, el director y copropietario de 59 años, trae inevitablemente al recuerdo las palabras que recientemente nos dedicó Jon Lee Anderson en Madrid, cuando decía que "en Europa el ambiente está cargado con el pesimismo del futuro del periodismo. En América Latina no sucede eso. Allí hay mucho entusiasmo, allí quedan energías suficientes para hacer cosas nuevas".

Y todo esto, en un país en el que no hay quioscos y mucho menos máquinas automáticas; aún se recurre a los voceadores.
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