La esperanza danesa

En una de las Europas más conservadoras de las últimas décadas -incluso los escasos gobiernos supuestamente de izquierdas giran a la derecha-, el triunfo del Bloque Rojo en Dinamarca surge como un oasis en el desierto progresista. Un oasis cuyo manantial sabe aún más fresco pues, a la victoria en sí, se suma el acabar con un decenio de poder conservador. Y, si me apuran, la alegría para los ciudadanos de izquierdas, que en estos tiempos casi parecen una especie en peligro de extinción, es triple porque el Bloque Rojo está liderado por una mujer, la socialdemócrata Helle Thorning-Schmidt.

Ahora bien, el triundo ¿ha venido motivado por convencimiento con el ideario socialdemócrata o, sencillamente, se ha votado en clave económica? El relevo de los Gobiernos, castigados por la gestión de una crisis que les supera y domina, se ha repetido y se repetirá en lo sucesivo, no sólo en España sino en otros países europeos durante 2012. Y eso es, probablemente, lo que ha sucedido en Dinamarca, pero supone una oportunidad de excepción para demostrar si un Gobierno de izquierdas con políticas de izquierdas en Europa es capaz de mantener el estado de bienestar, gravando fiscalmente más a los ricos -como prometió en campaña Thorning-Schmidt.  Para empezar, su programa económico se levantaba sobre los pilares del estímulo más que del recorte, lo que choca frontalmente con los postulados de Merkel y Sarkozy, cada vez más parecidos a señores feudales y el resto de presidentes a Gobernadores comarcales que rinden tributos so pena de traición si no cumplen. Huelga decir quiénes somos los plebeyos.

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