Eufemismos

Ayer, mientras las calles de medio centenar de ciudades se volvían a llenar protestando por los salvajes recortes sociales del Gobierno, Mariano Rajoy por fin admitía el incumplimiento de su programa electoral y advertía de que cada viernes habrá más reformas... o más incumplimientos. Lo último ha sido el IVA o, en un nuevo ejercicio de eufemismo y manipulación, lo que De Guindos llama "imposición indirecta" dentro de la subida de impuestos realizada -o "cambio de la ponderación", según Montoro.



De manera paralela a estas medidas económicas faltas de estímulos -tan criticadas por los expertos, la última, la Organización Mundial de Turismo (OIT), que afirma que nos ha perjudicado- se endurece la represión y se viola la ley, o "se fuerza el ordenamiento jurídico" como dice Fernández Díaz. No sorprende así que se dé alas para que Esperanza Aguirre llame a dejar las algaradas y "dar imagen de unidad bajo la bandera que nos une", la misma unidad que propone el PP de Marbella que obliga a sus ediles a ir a misa o que el ayuntamiento gallego de Vilagarcía (PP) fomenta con su prohibición de, no sólo reunirse en las aceras, sino también correr o saltar. Tiene gracia -o no-, mientras Aguirre llama a la unidad, la Agencia Tributaria denuncia la financiación ilegal del PP de Madrid.

El Gobierno de Rajoy y su cohorte de reaccionarios con Aguirre y Fernández Díaz a la cabeza han conseguido unir más a los españoles, aunque aún no se han dado cuenta. El único problema -para ellos, claro- es que se han unido contra este Gobierno, contra sus recortes, sus medidas de austeridad, sus promesas incumplicadas y su política del miedo. La diferencia, lo veremos durante este mes de mayo plagado de manifestaciones en las calles, es que la unión se hace en torno a personas y no bajo una bandera. A quienes salen de algarada, como dice Aguirre, no les une un pedazo de tela, sino la persona que tiene enfrente, al lado, detrás... su comunidad más cercana, la que le ayuda, le sostiene...

En mayo, como ayer, el pueblo hablará con voz propia, sin mediación de partidos políticos ni sindicatos, hablará por que tiene voz, la más clara y limpia de todas. Pero el Gobierno puede estar tranquilo, que no habrá manifestaciones, sino encuentros públicos al aire libre.
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