El ASsange

Assange continúa en la embajada de Ecuador en Londres. Complicada resolución la que se antoja al problema, porque si la solicitud de asilo del fundador de WikiLeaks se rechaza, será automáticamente extraditado a Suecia. Por el contrario, si es aceptado el asilo, ¿qué hará? No puede permanecer sine die en la embajada de Ecuador y, de salir para acudir al aeropuerto y emprender viaje junto a Correa, Scotland Yard le detendrá y dará con sus huesos en Suecia.

Es posible que Assange tenga un nuevo as en la manga o, simplemente, que esté demorando lo inevitable: la extradición a Suecia y el jucio por los delitos de acoso y violación que se le imputan. Bien es cierto que no está claro que terminara en la cárcel, pues aún se mantiene su presunción de inocencia, pero tener en contra a EEUU no juega a su favor. Y eso se destila por los cuatro costados de este culebrón. De otro modo, ¿cómo es posible que Suecia haya volcado tantos recursos y esfuerzos en conseguir la extradición del australiano? Más, incluso, que el propio Reino Unido, que ha visto en los últimos años cómo se ha convertido en un imán para los más reclamados por las autoridades internacionales.

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