Reino Unido es sinónimo de capitalismo. Hace demasiado tiempo que
dejó atrás su pasado obrero, su identidad de lucha sindical, y la
sustituyó por una clase alta más poderosa, una media embobada creyéndose
alta y una baja explotada y en muchos casos discriminada por el resto.
En este contexto, ¿cómo se vivió ayer el 14-N en Londres? Desde la
distancia, pues en días como ayer la separación del Canal de la Mancha
con el resto de Europa se convierte en un Océano Pacífico. Los medios de
comunicación tienen buena culpa de ello, que siguen transmitiendo al
británico, de manera directa o indirecta, que huelgas generales europeas
como las vividas ayer son cosas de la Euro-zona, no de la todopoderosa
libra.
Por la tarde, ante la Europe House, la sede de la Comisión Europea en
Londres, casi 300 personas se concentraron contras las medidas de
austeridad de los Gobiernos, que lejos de sacarnos de la crisis, tan
sólo sirven para proteger a los culpables de la situación y proteger los
privilegios de la élite económica a costa de los trabajadores -y los
que un día lo fueron, pero ya ni siquiera les dejan trabajar-. Ingleses,
italianos, portugueses, griegos, españoles… todos juntos ante la Europe
House, simbolizando que no es cuestión de nacionalidades, que todos
ellos son víctimas del capital.
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