El consejo de ministros de Marruecos acaba de ratificar el infame
acuerdo de pesca aprobado por la Unión Europea. No hay mucha noticia en
este hecho, pues lo realmente noticiable se produjo el pasado 10 de
diciembre, cuando la Eurocámara aprobó un acuerdo hecho a la medida de
Mohamed VI. Un acuerdo que vulnera el Derecho Internacional más
esencial, pues permite decidir a Marruecos sobre un terroritorio que no
le pertenece: el Sáhara Occidental.
La Unión Europea, esa Nobel de la Paz de pacotilla, con su presidente
de la Comisión Europea cómplice de la matanza de Iraq, reconoció con
este acuerdo la soberanía de una dictadura sobre un territorio invadido,
arremetiendo contra las mismas resoluciones de la ONU. Y todos tan
tranquilos.
En este escenario, hay una postura que llama especialmente la
atención: la del eurodiputado español por UPyD Francisco Sosa Wagner. Un
tipo con una moralidad tan esclerótica como despreciable, que el día de
la votación decidió abstenerse, a pesar de decir defender un programa que reconoce el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui.
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