Rusia se enfrenta a su mayor desafío tecnológico tras el éxodo occidental

 


La guerra en Ucrania y las políticas de sanciones a Rusia por su invasión han propiciado que muchas empresas tecnológicas abandonen el país. Se ha puesto mucho énfasis en las redes sociales y cómo han ido surgiendo alternativas rusas a las compañías occidentales, pero lo cierto es que el asunto trasciende mucho más allá, pudiendo llegar a poner en un aprieto a Moscú a medio-largo plazo con la amenaza de una suerte de apagón informático.

Muchas de las tecnológicas rusas están lideradas por entidades controladas o asociadas con el gigante gasista estatal Gazprom. Un ejemplo de ello es la compra que realizó a finales de 2020 de RuTube, rival de YouTube, con unos 18 millones de usuarios mensuales únicos. Otra tecnológica de Gazprom Media es Yappy, que vendría a sustituir a TikTok, si bien la primera apenas contaba a finales de 2021 con 3 millones de usuarios frente a los más de 10 millones de TikTok antes de su desconexión en Rusia. Asimismo, Instagram también cuenta con su versión rusa con Rossgram.

Y es que antes incluso de que se marcharan, fue Moscú quien comenzó a restringir el acceso a redes sociales como Twitter, Facebook o Instagram, tendiendo la alfombra roja a otros actores nacionales como VK y su red social VKontakte, que cuenta con una media de más de 50 millones de usuarios activos diarios y llega al 80% de la audiencia mensual en línea de Rusia, según afirma la propia compañía, frente a los 7,5 millones de usuarios de Facebook en Rusia en 2021, según Insider Intelligence.

El éxodo de empresas se ha extendido a algunas de las tecnológicas más grandes del mundo, como Intel, IBM, Microsoft, Oracle o SAP, que han cerrado sus operaciones en Rusia. Su marcha no era suficiente para Ucrania, que ya el pasado mes de marzo exigió también que cesaran el soporte a las empresas y organismos estatales. Este fue, por ejemplo, el caso de la empresa de origen alemán SAP, una de las compañías de software de gestión más grandes del mundo.

El pasado mes de marzo, el CEO de SAP Christian Klein anunciaba el cese de actividades de la compañía en Rusia y Bielorrusia. Sin embargo, sí concedía seguir prestando soporte a las empresas rusas que no hubieran sido alcanzadas por las sanciones occidentales, a lo que el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky se negó en redondo. La decisión no resultaba tan sencilla; no se resumía en blanco o negro pues, como el propio Klein argumentó, muchos hospitales, cadenas de supermercados o, incluso, empresas que producen y distribuyen vacunas hacen uso del software de SAP.

SAP lleva operando en Rusia desde hace más de tres décadas y contaba con cerca de 1.200 empleados, si bien es cierto que el negocio de Rusia, Bielorrusia y Ucrania apenas supone un 1,5% del total. El tono se fue recrudeciendo y un mes más tarde, en abril, SAP advertía a los clientes rusos no sancionados del cierre de su nube en el país, brindándoles la oportunidad de mover todos sus datos a otra nube en el extranjero antes de que se produjera el corte. La propuesta se extendía también a clientes de otros países que antes de la guerra desarrollaran sus actividades en Rusia e hicieran uso de la nube. A diferencia de las empresas rusas, estas últimas sí podrían utilizar los datos una vez migrados a otra nube internacional.

Según la consultora IDC, la mayor parte de las empresas rusas venían utilizando SAP en sus propios centros de datos y no en la nube, lo que hace que el cierre de ésta no tenga tanto impacto. De hecho, según esta consultora, mientras el gasto en la nube en EEUU ronda el 20% del total de gasto TI, en Rusia ronda el 5%. Cosa bien distinta el soporte que la compañía alemana realizaba en esas infraestructuras de sus clientes rusos. A este revés se suma otras compañías de software como Microsoft (tiene un 17% de cuota de mercado en Rusia), IBM (10% de cuota), Oracle o Salesforce son muy populares en Rusia y que también los servidores de compañías como IBM, Dell o HPE están muy implantados en el país y todas ellas lo han abandonado, poniendo en aprietos la operativa diaria del país medio plazo, sin proporcionar ni piezas de repuesto, ni parches de seguridad, actualizaciones de software, etc.

Desarrollar software propio

Así las cosas, no sorprende que desde Rusia confíe en poder reemplazar a SAP con software propio. Sin embargo, lograrlo no resulta una tarea sencilla, no sólo por la fuga de profesionales de Tecnologías de la Información (TI) que está teniendo lugar en el país, sino por la misma complejidad de SAP, tan difícil de implantar como de salirse de él. Uno de los convencidos de que este reemplazo es posible es Mikhail Oseyevsky, presidente de la operadora rusa controlada por el Estado Rostelecom, según afirmó al periódico alemán RNZ. El gigante ruso de las telecomunicaciones, que cuenta con más de 140.000 empleados, lleva años trabajando con SAP con soluciones cloud (en la nube) como SuccessFactors para la gestión de los RRHH.

De cara a este desarrollo propio, no hay que pasar por alto un detalle importante: en 2017, Reuters destapó que Moscú demandó a algunas de las tecnológicas más grandes del mundo poder acceder al código fuente de sus productos ligados a la seguridad, desde cortafuegos a antivirus o cualquier otro software que contuviera cifrado. Era una condición indispensable para poder seguir vendiendo en el país con objeto de garantizar que las agencias de espionaje extranjeras no hubieran ocultado ninguna "puerta trasera" que les permitiera penetrar en los sistemas rusos.

Compañías como Cisco, IBM, HPE, McAfee y SAP accedieron, según informó entonces Reuters, que también destacó que este tipo de inspecciones brindaban a los rusos la oportunidad de encontrar vulnerabilidades en el código fuente de los productos. Por este motivo, otras compañías como Symantec se negaron a abrir su código fuente entonces, alegando que los laboratorios que realizaban las inspecciones no eran lo suficientemente independientes del Kremlin.

En cualquier caso, a este éxodo de tecnológicas se suma otro desafío para Rusia: la fuga de talento TI que mengua sus posibilidades de lidiar con la situación. Sólo en el mes de marzo, cuando se produjo buena parte del éxodo de empresas tecnológicas, se estima que también se fueron alrededor de 50.000 especialistas en TI, según datos de la Asociación Rusa de Comunicaciones Electrónicas (RAEC), a la que pertenecen empresas como la compañía de seguridad Kaspersky.

Esta falta de profesionales dificulta extraordinariamente el desarrollo e integración de nuevas soluciones para entornos complejos que puedan sustituir a las compañías occidentales que se han ido. Las empresas rusas de software como MyOffice y los proveedores cloud como Yandex y ActiveCloud se pueden beneficiar de este éxodo, pero no son las únicas, tal y como precisa la consultora Canalys, que pone el foco en las tecnológicas chicas. Proveedores cloud como Alibaba y Tencent andan al acecho, y la misma Huawei abrió el año pasado un centro de datos en Moscú para la comunidad científica y universitaria rusa.

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