Cura democrática para Moreno Bonilla

 Europa Press

El Parlamento de Andalucía celebrará un pleno monográfico sobre Sanidad Pública. A pesar del lamentable estado en el que se encuentra este pilar del estado de bienestar en la comunidad autónoma más poblada de España, la iniciativa no ha partido del presidente Juan Manuel Moreno Bonilla (PP); de hecho, lleva dos años bloqueando sistemáticamente las solicitudes por parte de la oposición de izquierda de celebrar una sesión específica a tal efecto. Ha sido la ciudadanía y una masiva recogida de firmas la que obligará al PP a pasar por el aro de la democracia.

Moreno Bonilla no sólo es noticia esta semana porque, a pesar de que Andalucía es la comunidad más beneficiada de la quita de la deuda, nos privará a quienes vivimos aquí de ese beneficio. Con más de 40.000 millones de deuda pública, el presidente de la Junta de Andalucía considera que esta disparatada cifra -a la que hay que sumar sus correspondientes intereses- no supone un problema, por lo que está decidido a rechazar un regalo de 19.000 millones. Es curioso, porque para no ser un problema, sólo desde que está él en el Palacio de San Telmo la deuda se ha disparado en más de 5.000 millones… Recuerda a su rechazo de 112 millones de euros para crear 12.000 plazas de educación infantil… que tampoco hacían falta, decía.

No ha sido noticia sólo por eso, apuntaba, sino porque la ciudadanía lo ha puesto en su sitio. La Coordinadora de Mareas Blancas de Andalucía y sindicatos han hecho entrega de las más de 57.000 firmas en apoyo a la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) que busca blindar la Sanidad Pública contra la barra libre de privatizaciones que está llevando a cabo la Junta, muchas de ellas con contratos menores cuya irregularidad está en manos de los tribunales.

Habrían bastado 50.000 firmas para obligar a Moreno Bonilla a debatir en el Parlamento andaluz la ILP, pero se ha llevado la tunda de casi 10.000 más. Por ley, tendrá que hacer lo que con su calidad democrática no ha hecho antes, pese a que durante dos años la oposición de izquierda, cual martillo pilón, ha estado exigiendo. Le han dado igual las masivas manifestaciones por toda la comunidad, el colapso que nuevamente se ha vivido en verano con el cierre de camas y centros de salud o las noticias que, prácticamente cada día, evidencia cuán letal es su gestión sanitaria.

Quien ya no engaña a nadie con su disfraz de moderación, ha conseguido que la democracia retroceda en Andalucía, privando a los representantes del pueblo de que aborden monográficamente asuntos tan cruciales como la Sanidad Pública, que en esta región se encuentra en estado crítico, a la cola de casi todos los indicadores nacionales. Su dispendio millonario con la sanidad privada no reduce las listas de espera y, lo que es peor, esquilma los recursos públicos, cómo ha quedado patente con una nueva privatización de más de 500 millones de euros el pasado agosto, con la que 38 empresas privadas comenzarán a lucrarse este mismo mes de septiembre, chocando frontalmente con la desaprobación y críticas del Sindicato de Enfermería (SATSE), que acusa a Moreno Bonilla de “externalizar lo rentable y dejar lo más complejo y costoso al sector público”.

Sin embargo, las más de 5.000 personas llegadas a Sevilla de todas partes de Andalucía que han entregado esas 57.000 firmas le han mandado un recado muy claro al presidente andaluz: no hay rodillo de mayoría absoluta que impida, como mínimo, poner negro sobre blanco cuestiones que están afectando a la vida y la muerte de los habitantes de esta tierra. Seguramente y aprovechando ese mismo rodillo, después el PP tumbará la ILP que busca reformar la Ley de Salud de Andalucía con más de un cuarto de siglo a sus espaldas, pero tendrá que rendir las cuentas que hasta la fecha se ha negado a rendir. Seguramente también, impedirá poner freno por ley a esta deriva desenfrenada de privatizaciones de un pilar tan esencial como la Sanidad, pero para entonces ya habrá quedado retratado.

Moreno Bonilla ha erosionado la democracia para que ésta no arroje aún más luz sobre el desmantelamiento que está llevando a cabo, no sólo de la Sanidad, sino también de la Educación Pública, mercantilizando con la Universidad y la Formación Profesional a su antojo y el de las entidades privadas. Ha amordazado a la ciudadanía y se ha metido en su urna de cristal para impedir escuchar los merecidos reproches.

La ILP sobre Sanidad que llegará al Palacio de San Telmo es un éxito de la ciudadanía y un fracaso del PP, que en los distintos municipios donde gobierna ha puesto cuantos palos en las ruedas ha podido para impedir la difusión de esta iniciativa, llegando incluso a impedir la celebración de actos en espacios públicos, como hizo nada menos que el presidente de la Diputación de Málaga, Francisco Salado, en la localidad de la que es alcalde (Rincón de la Victoria).

Moreno Bonilla ha intentado hurtar la soberanía nacional a su legítimo dueño, el pueblo, y éste le ha recordado que él no es más que un empleado -que no servidor-público, que igual que llegó se puede marchar. La cuenta atrás ya está en marcha y 2026 podría marcar el inicio de la reconstrucción de una Andalucía que él se empeña en vender por porciones a la empresa privada.

(Artículo en Público

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