Cazadores cazados

En el artículo de Público de hoy, informo de que por fín los cazadores ilegales son castigados. Y digo 'por fín', no por la inoperancia del SEPRONA, que hace todo cuanto está en su mano, sino por la dificultad que tiene en estos casos que las pruebas prosperen en un juicio. En esta ocasión, la buena noticia es doble porque uno de los acusados, Carles Cases -el que fuera presidente del club de baloncesto TDK Manresa-, ha sido penado por dos causas diferentes. La más reciente, por haber utilizado cebos envenenados para el control de predadores en el área privada de caza de Altet (Catalunya), le castiga con un total de 23 meses de privación de libertad y una multa de 2.920 euros (un año de multa a razón de ocho euros cada día). Además, los condenados deberán pagar un total de 4.000 euros de responsabilidad civil por la muerte de varios perros de particulares, y no podrán practicar la caza por espacio de dos años y medio. BIEN.

Hay que hacer una mención especial en todo este proceso a los amigos de la Fundación Buitre Negro, que en ambas causas se ha personado como acusación particular. Precisamente, Federico González, responsable de la Secretaría Europea Contra el Veneno, me contaba ayer con honda satisfacción que “con este veredicto no sólo queda claro que el uso de cebos envenenados es una práctica cruel y que no funciona, -eso no es cazar-, sino que además está penado”.

Tal y como se expone en Público, en relación a los colectivos de caza, desde la Fundación Buitre Negro se apuesta por “un mayor esfuerzo por quitar estos garbanzos negros que terminan por perjudicar al resto del colectivo”. Aunque aparece remarcado en un despiece en la edición de papel, no he querido publicar sin destacar la opinión directa del colectivo de cazadores -aunque no sea partidario de esta práctica- y, así, Santiago Ballesteros, secretario general de la Real Federación Española de Caza, se puso amablemente al teleléfono ayer y aplaudió con carácter general este tipo de sentencias, “puesto que desde la Federación estamos radicalmente en contra del uso de cebos envenenados, participando en el Programa Antídoto junto al SEPRONA y a la Fundación Biodiversidad”.

Ballesteros afirmó que estos cazadores representan una parte mínima del colectivo, “que se encuentra muy concienciado de la necesidad de hacer uso de controles de predadores homologados y legales”. La propia Federación organiza cursos en materia de control de predadores, tanto de su correcto uso como de sensibilización contra la utilización de cebos envenenados.
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