El problema de ETA: ¿Reeducar a los adultos?

La verdad es acongoja leer los resultados del informe presentado por la institución del Ararteko en el que se pone de manifiesto que el 15% de los adolescentes vascos que estudian alguno de los cuatro cursos de la ESO no rechaza o justifica la violencia de ETA y otro 14% se muestra indiferente o no se manifiesta al respecto. Otros datos dde interés son que el 63% de los jóvenes rechazan que las acciones de ETA sean "buenas para Euskadi", casi un 12% están muy o bastante de acuerdo con esta idea.

Con este panorama, no sorprende que el defensor del Pueblo Vasco, Iñigo Lamarca, haya afirmado que la solución pasa por "la reeducación de muchos adultos". Pero, ¿cómo se hace eso?

El propio Lamarca afirma que "hay herramientas y recorrido para penetrar en ese sector tanto de adultos como de niños que es muy minoritario" pero, sinceramente, no veo cuáles son esas herramientas en el caso de los adultos. Que un 71% de la población, que condena a ETA, no sea capaz de desmadejar ese tejido moral que está corrompiendo a la juventud es preocupante.

Nunca he querido profundizar en este tipo de reflexiones porque estoy convencido que salvo que uno esté empapado del día a día viviendo en Euskadi, no se puede hacer una idea real de lo que sucede allí y de por qué ese 71% no consigue imponerse. Pero con todo, me parece claro que el esfuerzo ya no está en reeducar a los adultos -a esos los doy por perdidos, lo siento-, sino en reencauzar a los más jóvenes, sobre todo a los de familias desestructuradas, para que marquen una línea divisoria con sus padres en lo que a ideología se refiere. ¿Acaso no ha sucedido con otras cuestiones como la religión? ¿En cuántas familias los padres son profundamente religiosos y los hijos no? Se lo diré yo, mal que le pese a Rouco, en MUCHAS.

Perdón por la comparación, pero es que día a día, me parece más inevitable comparar política con religión... y más en este santo país.
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