La basura de Botella

Eventos como el de ayer en Madrid, con concierto de Bisbal incluido, cuestan un dineral... y hay que pagarlo. Además, todas las obras que hay en la capital, muchas de ellas iniciadas en plena crisis sin que aparentemente fueran necesarias -ejemplo: quitar las fuentes de Colón y llevárselas a Legazpi-, también cuestan dinero a un ayuntamiento, como el de Madrid, que arrastra una deuda de casi 8.000 millones de euros.

¿Y cómo se va a pagar? Pues no contentos con la subida desorbitada del IBI, los parquímetros -aunque la ciudad parezca un campo de minas con tanta obra-, ni con la restauración de la tasa de recogida de basuras, ahora rizan el rizo: Multas de hasta 750 euros por no reciclar en Madrid.

Las multas es para las comunidades de vecinos y, cuidado, que los inspectores ya se han puesto manos a la obra. Y aunque la concejala de Medio Ambiente, Ana Botella, asegure que se aplicarán las multas con sentido común, ¿quién nos dice que no llegará alguien ajeno al portal y echará una bolsa con residuos de plástico en donde toca orgánico?

Es más: ¿por qué tengo que pagar yo que mis vecinos no reciclen? ¿Saben qué me gustaría? Que nos turnásemos para, cada noche, echar una bolsa de tetra-briks en la basura de los Aznar. Y que la multasen, claro... a lo mejor bastaría con acercarse un día y comprobar si reciclan o no.

¿Sabe qué otra cosa podría hacer, señora Botella? Usar el transporte público, dando ejemplo como Bloomberg en Nueva York, y que el Ayuntamiento deje de acaparar sitios en lavía pública restringidos para aparcar sus coches... o que paguen parking... eso sí que es una buena política...
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