Políticos fuera de cobertura

Los problemas de comunicación son patentes en la política española. Siempre lo han sido, ignoro si por no prestarle la debida atención, pero lo que es un hecho es que las estrategias de comunicación de los partidos, incluso en las cuestiones más espinosas, hacen aguas por todos lados.

Así ha sucedido con la 'misión humanitaria de Afganistán', enunciado con el se enviaron a las tropas españolas, pero lo que es una realidad es que, desde que se mandó el primer reemplazo, han caído ya 88 de nuestros soldados. Un ratio de bajas demasiado alto para justificar el término 'misión humanitaria'.

Pero, lejos de corregir, la ministra Chacón se reafirma en su postura. Y no parece que tenga demasiado sentido; cabría esperar una mayor transparencia, admitir que participamos en una guerra contra los talibanes, que puede estar justificada, que no por ello ha de implicar la retirada de los soldados. La estrategia de comunicación ha sido errónea y la recién llegada Georgina Higueras es posible que no sea capaz de enderezarla porque un periodista no ha de ser necesariamente buen estratega de la comunicación.

Rajoy y sus reacciones -cuando las hay- en torno al caso Gürtel es otro buen ejemplo de mala estrategia. De hecho, debería ser utilizado como caso de fracaso -en lugar de caso de éxito- en los cursos de portavoces que imparten las agencias de comunicación y en los másters de comunicación -a precio de oro con poca sustancia en el temario.

Obama es un buen ejemplo de cómo tener una buena campaña de comunicación. En política, la forma es más importante que el fondo. No debería ser así, pero lo es. Y lo peor de todo, es que en España nuestros políticos creen que dominan la oratoria y los mensajes que lanzan a los ciudadanos. Craso error.
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