3,5 millones de latas

Que los marineros del Alakrana hayan sido liberados siempre es una muy buena noticia. Han sufrido uno de los secuestros más largos, convirtiéndose en un auténtico asunto de Estado, al que el Gobierno ha destinado muchos recursos humanos y económicos y con el que la oposición se ha valido para seguir desgastando a un Gobierno malherido por la crisis y valoraciones de expertos cuando menos negativas.

Pero si analizamos el punto de los recursos económicos, ciñéndonos únicamente al pago del rescate que se cifra en 2,3 millones de euros, hemos de puntualizar, puesto que cada euro de ese rescate es propiedad de cada uno de los españoles. Todos hemos contribuido en cierto modo al rescate.

La pregunta es, ¿queríamos contribuir todos? Dejando a un lado la buena noticia de la liberación, ¿es legítimo que tengamos que ser todos los españoles los que paguemos la imprudencia de un armador que mandó a su barco a un zona peligrosa? Yo diría que no. ¿No querían cobrar ya algunos gobiernos regionales los rescates de alta montaña cuando se hubieran cometido imprudencias?

En ese sentido, es responsabilidad de Kepa Etxebarria, el armador del  atunero Alakrana, pagar ese rescate y considerar lo que hemos hecho los españoles como un adelanto, un préstamo sin intereses, pero que se ha de devolver a las arcas del Estado... O, por lo menos, si el pack de tres latas de atún en aceite de oliva (67 gramos netos escurrido) ronda los 2 euros -cada lata sale a 0,66 euros-, que el resto de los españoles recibamos sin coste alguno el equivalente a esos 2,3 millones de euros, es decir: casi 3,5 millones de latas de conservas.

¿Absurdo el razonamiento? Bueno, si lo piensan friamente, casi tanto como todo lo que se ha venido haciendo hasta la resolución del conflicto.
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