El futuro más presente


La situación de Aminatou Haidar lejos de mejorar, cada vez es peor... se mire desde el punto de vista que se mire (político y humano). Su objetivo no parece tener un final feliz, hasta el punto de que la propia CEAS-Sáhara le ha pedido que desista en la huelga de hambre, que se rinda para continuar viva y poder seguir luchando. Encontrar gente como ella no es nada sencillo y perderla es un lujo que ninguna causa se puede permitir.

Pero del mismo modo que lo sabemos quienes estamos del lado saharaui, lo sabe Marruecos. Hoy mismo, la prensa marroquí arremetía contra Aminatou y los saharauis, llegando a asegurar que es en los campamentos de refugiados de Tinduf (Argelia), controlados por el Frente Polisario, donde se cometen violaciones de Derechos Humanos.

Nada más lejos de la realidad. Quienes hemos tenido el privilegio de compartir algunos días de nuestras vidas con los saharauis, en los campamentos, sabemos que allí no se violan los derechos, más allá de que el imperativo del mero asentamiento en mitad del desierto, forzado por la dictadura marroquí, es ya una violación en sí.

La fotografía de este post es de Dajla, el campamento de refugiados más alejado. La tomé en mayo de este mismo año. Esos rostros sonrientes encarnan el futuro saharaui. Ese por el que el Polisario apuesta, focalizando todo sus esfuerzos en formar a los jóvenes, sacándolos de los campamentos con doce años para darles la oportunidad de acceder a carreras universitarias.

Ese mismo futuro, esas caras sonrientes son las que tiene Aminatou en su retina. Son las que le dan fuerza para afrontar, si es necesario, su propia muerte, convencida de que con ella ayudará a que el futuro sea un poco más presente. Y ahí, amigos, entramos nosotros, con o sin ella. Ojalá que sea en su compañía.
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