Los 31 le caen mal a la Constitución
Este será, sin duda, uno de los peores cumpleaños de la Constitución. Los 31 no han terminado de caerle bien. A mis casi 34 años y en plena crisis económica, política y social, nunca recuerdo haber visto a España tan mal como ahora. Y no es un consuelo escuchar a los que sí conocieron tiempos peores, porque viviendo ya en democracia, no creo que realmente fueran tan malos como los actuales.
A dos dias de la celebración del cumpleaños ha fallecido uno de los padres de la Constitución, Jordi Solé Tura. Ya hay quien dice que la Carta Magna, como le ha sucedido al desafortunado Solé Tura, padece Alzheimer. Y nos les falta razón.
Casos de corrupción política en cada adoquín que se levanta de una Administración -local, regional o central-; un rey ausente que pierde la neutralidad; independentismos exacerbados -tanto regionales como nacionales-; amenaza de los derechos civiles -anteproyecto de Ley de Economía Sostenible-; amenaza de los Derechos Humanos -situación de Aminatou Haidar-; un estado aconfesional cuestionado...
Demasiados regalos envenenados para un 31 cumpleaños que pronostica, si no cambia la cosa, una madurez tremendamente achacosa. Y todos estamos invitados a la fiesta.
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