Políticamente incorrecta, moralmente impecable



Imaginen: El banquete de clausura de los premios Nobel. Todos los premiados estaban procediendo, básicamente, como indica la célebre cita de Harvey Keitel en Pulp Fiction. Entonces, la Nobel de Literatura Herta Müller no se cortó un pelo.

Fiel a la fama que la precede, Müller le atrangantó la cena a alguno con sus críticas políticas, guardando una guinda para el postrel: advirtió contra los tics estalinistas de Rusia y el doble juego de China, que liberaliza la economía sin atender a los derechos humanos.

"La literatura no puede cambiar todo eso, pero puede hablar a cada persona, una por una".
Y nada tiene tanta fuerza como eso.
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