Insultos del Estado de la Nación

"Hoy viviendo ya de tus mentiras, sé que tu cariño no es sincero. Sé que mientes al besar y mientes al decir te quiero", cantaba Olga Guillot, la reina del bolero fallecida ayer, al interpretar el tema de Chamaco Domíguez. El mismo tema que podríamos cantar todos los españoles mañana si nos dieran la oportunidad de sentarnos en el hemiciclo al comenzar el Debate del Estado de la Nación, mirando a todos los partidos, desde el Gobierno a la oposición pasando por los nacionalistas. Todos.

Pasada la euforia de la Selección que nos ha hecho evadirnos un par de días de la cruda realidad, es imprescindible regresar, dejando a un lado chistes fáciles de traer al pulpo Paul a que diriga el destino del país. Se antoja un debate calentito, más por el tono que por su efectividad real. Según avanza hoy El País, Rodríguez Zapatero anunciará mañana pactos en materia de energía, innovación y pensiones. Curioso los dos últimos puntos, cuando los ha atacado apenas unas semanas antes. ¿Servirá el debate para que el presidente admita sus errores, sin que por ello se convierta en carnaza para una oposición carroñera?

La educación podría ser otro tema abordar, pero parece un callejón sin salida porque, desde mi punto de vista, uno de los ministros más competentes -y con más ganas de serlo-, Gabilondo, no ha conseguido el ansiado pacto. El PP, por su parte, creo que se cebará con las manifestaciones catalanas por la sentencia del Estatut, la ley del aborto y, por supuesto, el decretazo de recortes y congelaciones de salarios y pensiones. Pero, al margen de reproches, ataques e insultos que se creen originales, ¿nos ofrecerán algo más?

Deberíamos poder despedir a nuestros políticos -se encuentren en el poder o en la oposición- cuando no están a la altura de su puesto. A fin de cuentas, son nuestros empleados, ¿no?
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