Viva el condón

Campaña ideada por el fotógrafo Cristophe Huet

Una reflexión muy sencilla: si el último informe Perspectivas 2010 de la ONU (ONUSIDA) desvela que el uso del preservativo ha reducido las infecciones por VIH en un 25% en los jóvenes africanos, y la iglesia católica niega y rechaza la utización de estos anticonceptivos, ¿qué conclusión tenemos? Fácil: que si hubiera sido por la iglesia, ese 25% habría muerto. Así de fácil. Así de crudo.

El informe revela que el retroceso del sida se ha producido en 15 de los 25 países con más población afectada, algo que no tiene precio considerando que cerca de cinco millones de jóvenes de entre 15 y 24 años conviven con el VIH (el 80%, en el África subsahariana). Con todo, aún hay mucho camino por recorrer, puesto que apenas 5 de los 15 millones de contagiados que necesitan tratamiento cuenta con acceso a medicamentos. Pero no es de extrañar si tenemos en cuenta que en un país desarrollado como España aún hoy mantemos políticas inexplicables. Hablo, por ejemplo, de Madrid, que acapara el 25% de los casos de infectados por VIH en España y, sin embargo, el gobierno de Esperanza Aguirre ha preferido mantener las subvenciones a los Legionarios de Cristo, antes que dárselas a las ONG que combaten la infección y luchan por extender la cultura de prevención. No sólo no les ha dado las de este año sino que, además, ha cancelado las pendientes de 2009.

Y mientras, Miguel Ángel González Merino, presidente de COGAM (Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid) me contaba en una reciente entrevista que "nos llegan jóvenes de 17 y 18 años infectados, tanto gays como heterosexuales, desolados, sin saber qué hacer". El resumen es que la gente se ha relajado, en general, al margen de la tendencia sexual. Y teniendo en cuenta que la Comunidad cuenta con la cuarta parte de los casos registrados en todo el país, parece absurdo que comunidades como Asturias, Ceuta o Melilla se gasten mucho más que Madrid -en el caso de Asturias, hasta el triple, según González Merino.

Y ni siquiera económicamente renta esta estrangulación a las ONG -por si la Aguirre sólo ve números, no personas-, puesto que, según los datos oficiales, en Madrid se producen unas 245 infecciones nuevas al año. El tratamiento, que ha de cubrir la Sanidad pública, cuesta 1.200 euros al mes por persona. Echen cuentas. Sobre todo teniendo en cuenta que COGAM estima que los nuevos casos son más de 245, rozando los 2.000...

O quienes lideran nuestros destinos, ya sean políticos o espirituales, ponen los pies en la tierra, o es poco menos que imposible atajar lacras como la del sida. Una pena, sin duda.
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