Mohamed VI traiciona a 'su hermano'

Cartel aparecido en la frontera.
Un día después de que el Borbón llamara a "su hermano", como él mismo califica a Mohamed VI, y ambos aseguraran que los "pequeños problemas" en la frontera de Melilla no deben enturbiar la relación entre ambos países, el reino alauí vuelve a hacer de las suyas: ayer mismo se produjo durante cerca de diez horas un bloqueo a la entrada en la Ciudad Autónoma de pescado, marisco, fruta y verduras.Y Mohamed VI, callado.

Resulta inaceptable este nuevo chantaje por parte de Marruecos y, sobre todo, la impotencia de España, que agacha la cabeza y renuncia a actuar con firmeza. En cierto modo, el PP tiene razón al afirmar que se ha utilizado al rey como ministro de Exteriores, porque Moratinos en este asunto no parece haberse ganado el respeto del dictador marroquí.


Si uno acude a la prensa local, leemos en el editorial del Diario de Melilla que "lamentablemente, la llamada del Rey, pese a lo insólito de su intervención en casos como éste, no ha servido de mucho a juzgar por el desarrollo de los acontecimientos en la jornada de ayer". El diario sostiene que "resulta lamentable que la versión oficial de la Delegación del Gobierno se limitara a informar de que los camiones no estaban pasando, pero sin mencionar que la causa es un bloqueo de estos activistas marroquíes. Es inaudito que Gregorio Escobar [Delegado de Gobierno en Melilla] aún no haya salido de su madriguera y que encima el PSOE, que también anda escondido desde hace días, dijera ayer que está siendo muy responsable porque no hace declaraciones". Y qué razón tiene. El Gobierno -y la oposición, que se lía- no han sabido estar a la altura una vez más en esta cuestión.

Así las cosas, me remito a las palabras del ex diputado europeo Jorge Hernández Mollar cuando indica que "Mohamed VI es un rey que no "quiere" a España. Su afrancesamiento le ha llevado siempre a buscar más la protección y el consejo de París que de Madrid". Según él, y lo suscribo al 100%, "el buenismo y pacifismo en política exterior es muy arriesgado, por eso hay que, manteniendo las buenas formas , saber de vez cuándo plantarse y saber trazar la frontera que no conviene atravesar en las relaciones diplomáticas y desgraciadamente Marruecos las traspasa con frecuencia".

Y, como se pregunta él mismo: "¿alguien sabe dónde está el inefable Moratinos…?"
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