Kampusch y la explotación insana del morbo

A la izquierda, Kampusch ayer en Madrid. A la derecha, en 2006.
¿Recuerdan a Natascha Kampusch? Es posible que por el nombre no caigan, pero si les digo que se trata de la joven austriaca que permaneció encerrada en un zulo durante ocho años (1998-2006), seguro que ya recuerdan. Una experiencia traumática que, probablemente, deje secuelas en la muchacha para el resto de su vida.

Ahora, ya con 23 años, ha publicado un libro relatando su experiencia, bajo el título '3.096 días' que, como habrán imaginado, es el número de días que estuvo secuestrada. Ayer mismo lo presentó en Madrid, mostrando una imagen de los efectos de la buena vida si la comparamos con su aspecto de 2006. Nada reprochable, por otro lado.

Lo que sorprende no es sólo que haya escrito el libro, sino que haga declaraciones del tipo: "No fue fácil escribirlo, porque trata de temas que he tratado de olvidar. Espero que después del libro no tenga que preocuparme más". Presentar la redacción del libro como una terapia es un error, casi cínico; y esperar una descarga de preocupación con la 'caja' que va hacer explotando aquello de lo que quiere escapar, una muestra más de lo avaricioso del ser humano.

Probablemente y dado que la edad mental, por motivos obvios, no va a la par que la edad biológica, la publicación del libro responde más a los malos consejos de aves carroñeras que vuelan a su alrededor, que de la propia Kampusch. Y, también probablemente, es cuestión de tiempo esperar a ver la película.
Lamentable.
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