La inmigracion a manos de UE cortoplacista
"Si la UE no alcanza un acuerdo concreto sobre inmigración, es mejor que nos separemos y volvamos cada uno a nuestro sitio". Son palabras de Silvio Berlusconi en referencia a la posibilidad de activar la directiva sobre la protección temporal de los inmigrantes tras la oleada de tunecinos en Lampedusa. Países como Francia o Alemania han sido los primeros en saltar, advirtiendo de que para esa activación los inmigrantes han de demostrar que tienen recursos económicos suficientes, una vivienda y sus papeles en regla. Vamos, básicamente que no eres inmigrante.
Y ahí se encuentra Italia, incapaz de hacer frente a la inmigración tunecina, con una diplomacia tosca, torpe, que se topa con la inoperancia de la Unión Europea (UE). Y, una vez más, sin acudir al a raíz de los problemas, sin realizar un seguimiento objetivo del proceso abierto en Túnez y que a la luz de este "tsunami humano" no debe de marchar muy bien -al margen de las tandas llegadas desde Libia-. Lo mismo sucede en Egipto, cuya revolución social se aplaudió a los cuatro vientos, sin preocuparse después por valorar cuán complejo es el proceso de asentemiento de un nuevo régimen democrático partiendo una dictadura... más aún cuando alguno de los miembros de ésta aún siguen en activo; así, el ejército ya se ha cobrado más de un muerto.
Y eso nos lleva una vez más a la reflexión que ya lancé hace unas semanas, cuando apuntaba que los países árabes pueden estar listos -aunque no sea sencillo- para instaurar nuevas democracias pero, ¿lo está Europa? Por otro lado, la UE tiene desde hace mucho tiempo una asignatura pendiente: Turquía. ¿De veras alguien cree que los Estados Miembros aprobarán su inclusión en la UE exponiéndose a la 'invasión' turca? Ante los más de 70 millones de turcos, la mayoría de ellos (80%) sunníes, poco parece que importará el hecho de que la economía turca creciera un 8,9% en 2010 -aunque impulsada por el sector inmobiliario, ojo-. Si la incorporación de Rumanía levantó ampollas, algunas de las cuales explotaron posteriormente en países como Francia, ¿qué podría suceder con la incorporación de Turquía?
La UE parece carecer de visión a largo plazo en demasiadas ocasiones: el seguimiento de las revoluciones sociales que aplaude y apoya o sus políticas de inmigración son buen ejemplo de ello. Quizás, lo dicho por Berlusconi no resulta tan descabellado; y me jugaria el cuello a que ciudadanos como los alemanes, hace mucho tiempo que lo piensan y, con el azote de la crisis, aún más.
Y ahí se encuentra Italia, incapaz de hacer frente a la inmigración tunecina, con una diplomacia tosca, torpe, que se topa con la inoperancia de la Unión Europea (UE). Y, una vez más, sin acudir al a raíz de los problemas, sin realizar un seguimiento objetivo del proceso abierto en Túnez y que a la luz de este "tsunami humano" no debe de marchar muy bien -al margen de las tandas llegadas desde Libia-. Lo mismo sucede en Egipto, cuya revolución social se aplaudió a los cuatro vientos, sin preocuparse después por valorar cuán complejo es el proceso de asentemiento de un nuevo régimen democrático partiendo una dictadura... más aún cuando alguno de los miembros de ésta aún siguen en activo; así, el ejército ya se ha cobrado más de un muerto.
Y eso nos lleva una vez más a la reflexión que ya lancé hace unas semanas, cuando apuntaba que los países árabes pueden estar listos -aunque no sea sencillo- para instaurar nuevas democracias pero, ¿lo está Europa? Por otro lado, la UE tiene desde hace mucho tiempo una asignatura pendiente: Turquía. ¿De veras alguien cree que los Estados Miembros aprobarán su inclusión en la UE exponiéndose a la 'invasión' turca? Ante los más de 70 millones de turcos, la mayoría de ellos (80%) sunníes, poco parece que importará el hecho de que la economía turca creciera un 8,9% en 2010 -aunque impulsada por el sector inmobiliario, ojo-. Si la incorporación de Rumanía levantó ampollas, algunas de las cuales explotaron posteriormente en países como Francia, ¿qué podría suceder con la incorporación de Turquía?
La UE parece carecer de visión a largo plazo en demasiadas ocasiones: el seguimiento de las revoluciones sociales que aplaude y apoya o sus políticas de inmigración son buen ejemplo de ello. Quizás, lo dicho por Berlusconi no resulta tan descabellado; y me jugaria el cuello a que ciudadanos como los alemanes, hace mucho tiempo que lo piensan y, con el azote de la crisis, aún más.
Sin comentarios