Camps y su triunfo a la italiana

Han pasado 48 horas tras las elecciones del 22M pero podemos seguir diciendo que vivimos bajo los efectos de la resaca electoral. De hecho, algo me dice que esta resaca se prolongará más de lo deseable -más incluso que la de los senadores de ayer, a los que habría que imponer sancions ejemplares-. Y la Comunidad Valenciana merece una reflexión especial, sobre todo tras las declaraciones realizadas ayer por su jefa de campaña electoral, Paula Sánchez, al sacar pecho y asegurar que "pese a la campaña de acoso y derribo que hemos sufrido, los valencianos (...) son inteligentes"... e impagados, porque en el caso de los empresarios, comienzan a acumularse las deudas de la Administración. Recuerda, a la inversa, a los "tontos de los cojones" de Pedro Castro.

Sin cuestionar, ni mucho menos, la inteligencia o no de los valencianos, la realidad es que más de 1,2 millones han votado a Camps (un 3,64% menos que en los anteriores sufragios), frente a la segunda fuerza política de la Comunidad (PSOE) con cerca de 685.000 votos -¿son éstos inteligentes, según Sánchez?-. Una mayoría absoluta con 55 escaños frente a los 33 del PSOE. El resultado es aplastante y, según sugieren desde el PP, otorga la absolución popular al líder valenciano.

Tras las elecciones, comienzan a fucionar de nuevo los engranajes de la Justicia y, por un lado, el Tribunal Superior valenciano (TSJCV) habrá de decidir si se investiga o no a Camps y su cúpula por el caso Gürtel. Más de dos años hace que arrancó el asunto y ocho meses desde que el Tribunal Superior de Madrid (TSJM) solicitase un pronunciamiento al respecto. Y nada. Por otro lado, el Tribunal Supremo (TS) revisará mañana la queja que un abogado formuló contra el ex presidente del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV) Juan Luis de la Rúa por no abstenerse en la resolución que sobreseyó inicialmente la trama Gürtel.

Dicho de otro modo, que el actual presidente de la Comunidad Valenciana podría no llegar a terminar su mandato, que a ojos de la prensa internacional -como el New York Times- es como Silvio Berlusconi. Pero claro, analizando los resultados italianos es fácil deducir, según el razonamiento de Sánchez, que los votantes de Berlusconi también son inteligentes. A fin de cuentas, no hay sentencia en firme tampoco para el magnate italiano y las urnas le han absuelto repetidas veces... Inquietan estos juicio populares con urnas de por medio, ¿verdad? Y es que la idoneidad de acudir a las urnas estando imputado es más que cuestionable, sin dudar por ello de cercenar la presunción de inocencia. La coherencia llama a no arriesgar, a no exponer a las instituciones a un shock si finalmente es culpable... más aún con la inestabilidad que se vive ahora en todas las instituciones.

Mientras, ironías de la vida, un jubilado es detenido y pasa horas detenido por ir a votar en Valencia con una cartel colgado al cuello que rezaba "este traje me lo he pagado yo". Se negó a quitárselo, dió con sus huesos en el calabozo y tendrá que pasar, incluso, por el juzgado.
¿Fue inteligente este jubilado?
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