El 15M de cuello blanco y gemelos

El próximo 30 de septiembre se celebrará el I Congreso de la Sociedad Civil. ¿Qué busca? Activar los movimientos sociales, haciendo de la democracia un modelo mucho más participativo. "Otra idea romántica del Movimiento 15M", pensarán algunos. Pero no, parte de otro sector, porque si el 15M tenía claros tintes de izquierda, el Congreso de la Sociedad Civil es de marcada ideología conservadora. De hecho, lo impulsa Mario Conde, del que admito que hubo un tiempo en el que despertó mi simpatía, incluso, mi admiración (pasó el tiempo y se confirmó la máxima de que 'del amor al odio hay un paso', si bien en este caso no es exactamente odio y mucho menos fue amor).

Sea como fuere y si echan un vistazo al programa de la jornada, verán que muchas de las cuestiones son compartidas por el 15M. Sin embargo, no puedo evitar cierta desazón por sentir que la derecha más conservadora se suma a esta corriente. Y subráyese que digo 'se suma' y no 'se apropia' porque esos ideales no son patrimonio de nadie y, precisamente por ello, no critico la puesta en marcha de este nuevo movimiento. Pero eso no quita para que exprese mi inquietud, mi perturbación, incluso, miedo, por asistir al alumbramiento de un 15M de cuello blanco y gemelos... y que el padre sea Conde, que aunque jamás vuelva a ser santo de mi devoción, sigue siendo un tipo brillante, astuto.

Y es que ver que junto a él, impulsando este acto, a personajes como el ex PP Lorenzo Abadía, catapultado a la categoría de gurú, que se ha hecho aún más rico con sus ponencias que con la venta de su libro; o al ex asesor de Aznar, Alberto Recarte, uno de los máximos exponentes del ultraliberalismo católico, ex FAES y gran crítico de Rajoy por considerarlo blando; da miedo. Sugiere el giro derechón o, incluso, ultraderechón que se puede dar a las reformas propuestas.

Así que este post no es una crítica a la iniciativa, que habrá que esperar a ver cómo evoluciona; es más bien la expresión de un temor. Porque cuando tanto pez gordo, tanto personaje que vive muy por encima de la media española porque ha formado parte y se ha aprovechado del sistema que ahora quiere cambiar y se moviliza, me asusto, me acongojo. Es instintivo, mi sentido de la supervivencia se siente amenazado y, si no fuera por la razón y la prudencia, arremetería contra este nuevo movimiento.

¿Qué podrá más, el instinto o la razón? Pues ambas, porque mucho me temo que en este tema convergerán... y lo harán del lado del primero. Y ahí sí, habrá que reaccionar.
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