Egipto y su reválida democrática

Este fin de semana se han vivido las peores revueltas en El Cairo desde la caída del dictador Mubarak. Han llovido las acusaciones contra la policía militar por haberse excedido en el empleo de la fuerza contra los manifestantes cristianos coptos y las cifras, desde luego, sí que revelan que la situación no se gestionó correctamente: al menos 24 muertos y más de 200 heridos en el centro de El Cairo. El mismo escenario pacífico de la Primavera Árabe se torna ahora sangriento, llegando a imponerse el toque de queda.

El primer ministro, Essam Sharaf, ha negado que se trate de enfrentamientos entre cristianos y musulmanes.  En su opinión, no es un problema de religiones, sino de enemigos de la nación contrarios a la Primavera Árabe, opuestos al cambio. Pero la realidad es que, sea o no un enfrentamiento entre coptos y musulmanes, hay un problema de fondo.

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