Cuando comencé a escribir este post anoche, la Liga Árabe estudiaba
la expulsión de Siria. La reunión de urgencia comenzó ayer a última
hora (española) en El Cairo. Al Asad ha estirado tanto la cuerda de la
Liga que ésta ya no puede aguantar más… ¿o sí? Sí, sí que puede, porque
hoy he amanecido con la noticia de que la suspensión no ha prosperado.
Eso sí, han emitido un comunicado en el que indican que “no podemos
quedarnos callados ante lo que está ocurriendo en Siria. Ante La
violencia, los enfrentamientos y las muertes que nos entristecen
profundamente. La Liga Árabe y todos los países árabes tenemos una gran
responsabilidad para poner fin a esta crisis en Siria”. Pero no parece que con buenas palabras se vaya a conseguir mucho.
No todo el mundo opina igual a la hora de decidir cuál es la mejor
solución para lo que parece innegable: la sistemática violación de los
Derechos Humanos de los sirios. No olvidemos que gracias al veto de
Rusia y China, el Consejo de Seguridad de la ONU no vetó al régimen
sirio… y Brasil, India y Sudáfrica se abstuvieron. Una opción que en
materia de decisiones políticas debería estar prohibida, a todos los
niveles.
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