Reino Unido, a la caza indiscriminada del ciervo


Reino Unido se enfrenta a un problema: la superpoblación de ciervos. Las últimas estimaciones de las seis especies de ciervo que habitan en las islas británicas hablan de cerca de 2 millones de ejemplares. Su capacidad de reproducción junto a la ausencia de grandes depredadores –con la excepción de algunos felinos- ha propiciado esta explosión de población en los últimos años, poniendo en peligro la biodiversidad de algunas regiones. A ello se suma, además, el crecimiento de las superficies boscosas y de los corredores verdes que comunican unas con otras. Entre los efectos más inmediatos de esta superpoblación destacan el freno a la regeneración del monte bajo y buena parte de la flora necesaria para la supervivencia de muchas de las especies del bosque.

Ante este crecimiento, las autoridades británicas hace tiempo que pusieron en marcha una estrategia de sacrificios de ciervos. Sin embargo, los pobres resultados de estas políticas –organizaciones como Natural England o The Deer Initiative prevén que con el ritmo actual la población se doblará en diez años-, así como algunas acciones calificadas de poco éticas han despertado el debate en torno a estas prácticas de control poblacional.

Aunque no existe una cifra exacta de cuántos sacrificios se realizan al año, en parte porque en regiones como Escocia no hay obligación de informar al respecto, las últimas cifras facilitadas por la Asociación Británica de Tiro y Conservación revelan que sólo en Inglaterra se abaten cerca de 173.000 ciervos al año, sin especificar ni edad ni género. Otros organismos, como la Comisión Forestal, desglosan las cazas señalando que en la temporada que finalizó en marzo del año pasado fueron abatidos 11.000 ciervos, de los que unos 5.000 fueron hembras adultas, 4.000 machos y el resto animales jóvenes de ambos géneros.

Todas las fotografías, Gamos en Hampton Court Park (D.B.)
En este punto surge uno de los asuntos más agrios de la polémica, puesto que las últimas leyes aprobadas por el Gobierno permiten disparar a las crías que hayan quedado huérfanas. El objetivo es conseguir sacrificar al 25% de la población de ciervos. Simon Leadbeater, director de la empresa de servicios medio ambientales Priors Environmental, es especialmente crítico con estas iniciativas, asegurando que del sacrificio de cervatillos se deduce que “la prioridad no son las buenas prácticas en el control poblacional, sino reducir el número de ejemplares a toda costa”.

Al otro lado, se posicionan defensores de la medida como David Blake, oficial de proyectos en el área natural Cranborne Chase & West Wiltshire Downs, al sur de la isla, que incluso afirma que “me satisface que ahora se pueda evitar este sufrimiento [en referencia a la dependencia del cervatillo huérfano] matando de una vez a todos los miembros de una familia”. Además de su responsabilidad en el área natural, Blake ejerce como ‘acechador’ de ciervos, pues en Reino Unido existe esta figura (stalker) para referirse a los cazadores que sacrifican ciervos para controlar su población.

En esta misma línea, mientras algunos conservacionistas como Leadbeater son más partidarios de restringir los sacrificios a las hembras maduras, otros como Blake considera “mucho más efectivo” extenderlos a “las hembras más jóvenes en época de cría porque así se reduce la capacidad de reproducción”. Desde su punto de vista, las políticas de sacrificios “no sólo han de reducir la cantidad actual de población, sino también su capacidad de aumentar”. 

Falta de profesionalidad 
Por otro lado, las críticas a las políticas de sacrificios también se refieren a la profesionalización de los ‘acechadores’ de ciervos, no sólo por la elección del ejemplar en sí, sino por el modo de matarlo. Se calcula que aproximadamente el 88% de los ciervos sacrificados son matados de un disparo. Sin embargo, la Sociedad Británica del Ciervo advierte que aproximadamente un 2% de los ciervos tiroteados no mueren en el acto y escapan moribundos, abandonándolos a su suerte. Estos 3.500 ejemplares que no mueren el acto sólo corresponden con los datos procedentes de cazadores profesionales (acechadores), por lo que si se suman los datos de furtivos y cazadores inexpertos es lógico pensar que el número se incrementará significativamente, tal y como señala Leadbeater.

Por este motivo, Peter Donelly, ex guarda forestal y gestor del programa de ciervos en Exmoor, al sudoeste de la isla, aboga por una mayor profesionalidad de los acechadores y poder cumplir así con el cupo del 25% de población sacrificada. Donelly critica que, en muchos casos, quienes ejercen esta responsabilidad lo hacen a tiempo parcial, aprovechando sus horas libres para salir de cacería. En esta misma línea, Blake precisa que “los métodos han de adaptarse a cada especie y circunstancia”, convencido de que “los sacrificios pueden funcionar, pero la gente no siempre sacrifica de un modo inteligente”. Otra de las alternativas barajadas para el control ha sido la esterilización de las hembras –incluso existe alguna experiencia piloto-, pero se ha descartado por el elevado coste que supondría.

(D.B.)

Las 6 especies de ciervos de Reino Unido 
Ciervo común. Es el mamífero terrestre autóctono más grande de Reino Unido. Sus principales concentraciones se encuentran en Highlands, el suroeste de Escocia e Inglaterra.

Corzo. Especie autóctona desde el período Mesolítico, aunque en la época medieval sufrió una caza excesiva. En la actualidad se extiende por Escocia y el norte y sur de Inglaterra, avanzando por la región central y Gales.

Gamo común. Aunque hace 400.000 años poblaba la isla, las glaciaciones terminaron con su presencia en Reino Unido y no fue hasta las invasiones normandas cuando se reintrodujo. Su población se extiende fundamentalmente desde el centro a todo el sur de Inglaterra.

Ciervo sica. Raza originaria de Extremo Oriente, introducida en Reino Unido en 1860. Puebla fundamentalmente Escocia, aunque comienzan a aparecer rebaños en el centro y sur de la isla.

Muntíaco de Reeves. Cuenta con hasta cinco especies, procedentes de Pakistán, Java y China, aunque en Reino Unido sólo hay dos: la india y la de Reeves, ambas introducidas en 1900. Prácticamente pueblan todo el sudeste de Inglaterra.

Ciervo chino de agua. Originario de China, es la especie con menor población, con rebaños dispersos por el sureste.

(Reportaje en Público, diciembre 2011)
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