El cambio real

Mientras Rajoy se pasea por Europa sonriendo al contar que "ahora empieza lo duro" -aún tiene que explicar para quién- en España la pobreza ya amenaza a un de cada cuatro personas. Entre los tres que escapan de la pobreza, encontramos a sinvergüenzas como los gestores de Spanair que cobraban sueldos millonarios o la Defensora del Pueblo en funciones, María Luisa Cava de Llano, que mientras denuncia el despilfarro de la clase política, ella disfruta de un sueldo bruto de 115.376 euros al año, coche oficial y demás prebendas...

Eso representaría un pantallazo rápido de lo que tenemos en España. Incluido el toque religioso, por qué no, ese que tanto reclaman los católicos en defensa de los valores tradicionales... pues ahí va: un párroco de Barcelona pierde 200.000 euros de sus fieles por invertirlos en Nueva Rumasa. Que cada uno, incluidos y sobre todo los católicos, extraigan sus conclusiones.

Y mientras, Rajoy convirtiendo al Gobierno en un puñado de tecnócratas; curiosamente, los mismos que nos han conducido a la crisis que nos asola. Dicho de otro modo: ya sabíamos que tratábamos de cortar la hemorragia con el mismo cuchillo con que nos habían apuñalado -capitalismo- y ahora, además, dejamos que nos lo haga el asesino.

¿Dejamos? Bueno, podemos no hacerlo. La Democracia no significa sólo votar cada cuatro años; hay más vías de participación ciudadana. No caigamos en el error de pensar que quien tiene el poder es el Gobierno, son los políticos o, incluso, los mercados. Cualquiera de ellos no son nada ;sin nosotros;  pero hoy más que nunca la unión se hace imprescindible. Apostemos por el cambio -lema del PP en su campaña-, pero por el cambio real, por dar un vuelco a esta situación, todos juntos. Echémonos a la calle en masa y realicemos acciones, guerrillas urbanas, que sacudan la poca conciencia que aún le queda a los que se creen poderosos.

Y, sobre todo, no nos traicionemos a nosotros mismos.
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