La crisis que protege a los ricos

La salida de la crisis está lejos, muy lejos; sobre todo para las clases media y baja, que durante el proceso verán aún más acrecentada la desigualdad económico-social. Se han destruido muchos mitos económicos y vemos cómo los ricos son más ricos y los pobres, más pobres. Los poderes políticos conspiran con los económicos para que así sea. De otro modo, ¿cómo es posible explicar que el nuevo plan antifraude del Gobierno de Rajoy espere recaudar más de un 20% menos que cuando no existía un plan anifraude? Y lo que es aún peor, ¿cómo es posible que la Unión Europea vea con malos ojos este plan, no por esa caída de objetivos, sino porque desprecia la contribución de la medida en sí? Dicho de otro modo, ¿se están protegiendo los intereseses de quienes más defraudan que son, al fin y al cabo, quienes manejan los mercados y quienes han llevado al poder a la mayor parte de los actuales Gobiernos europeos?

Mientras la Administración Rajoy sigue sin reclamar el protagonismo europeo que tanto reinvindicó durante su campaña electoral, en Europa siguen preparando el terreno para empapar de más capitalismo al sistema moribundo. Sigue la transfusión sin haber hecho antes un torniquete. Aquí, en España, se cometen errores de bulto, como la congelación de los salarios mínimos, que agrava aún más las cuentas de la Seguridad Social.

Y el ministro de Hacienda, Montoro, que no se vuelca con la profunda reforma fiscal que tanta falta le hace a España. Algo que, presumiblemente y como ha sucedido con las primeras medidas de austeridad emprendidas por el nuevo Gobierno, penalizará a las rentas medias y bajas y no a las altas. Sería de ilusos pensar que Montoro prepare una reforma fiscal capaz de tapar todos los agujeros legales que existen por medio de los cuales los empresarios son capaces de eludir el impuesto de sociedades -con un tipo oficial del 30%-, llegando a pagar por debajo del 10%.

Merece la pena echar un ojo a Cataluña, porque en gran parte es el espejo de lo que está por venir al resto de España. Artur Mas ha conseguido que la autonomía que gobierna tenga el tercer tipo impositivo más alto del mundo, con un tipo máximo del 56%. Sólo Suecia (56,6%) y Aruba (59%) la superan. La gran diferencia -y es a lo que se encamina España entera- radica en que mientras en Suecia cuentan con uno de los Estados de bienestar más sólidos, Mas ha amputado por completo el catalán, perjudicando gravemente a quienes más lo necesitan. Preparémosnos para lo peor... salvo si usted es rico.
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