Señales esperanzadoras o brotes verdes fritos

La ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, sorprendía ayer a propios y extraños al declarar, de pasada y sin dar más explicaciones, que "estamos saliendo de la crisis" y se ven "señales esperanzadoras". Cuáles son esas señales o qué le lleva a pensar que estamos saliendo de la crisis es una verdadera incógnita. Sobre todo considerando que el viernes conocíamos que padecemos el peor paro de la historia de España, que más de 1,7 millones de familias tienen a todos sus miembros desempleados y que la reforma laboral, lejos de fomentar los contratos indefinidos como auguró el Gobierno, los está reduciendo.

Esos datos, pues, quedan descartados para poder sustentar las afirmaciones de Báñez. En cuanto a las señales esperanzadoras, mal asunto eso del futuro, cuando vemos que lo único que aumenta es el número de autónomos sin asalariados o, lo que es lo mismo, de gente contratada por empresas como proveedores en lugar de contratarles como empleados (y asumir su Seguridad Social) y que el Gobierno prepara el escenario para que, una vez jubilados, podamos seguir trabajando para poder llegar a fin de mes, complementando la raquítica pensión que nos quedará.

¿Por qué estamos saliendo de la crisis si nadie se cree los presupuestos para 2013 (salvo el PP) y ni siquiera Cristóbal Montoro prevé crecimiento antes de 2014? Nadie lo sabe, a dos semanas de la segunda huelga general en menos de un año. Y, al mismo tiempo, nadie se lo cree porque recuerda a los míticos brotes verdes de Salgado en 2009. Han pasando más de tres años y seguimos en el hoyo. Aquella afirmación de la ministra de Economía de la era Zapatero llamaban a la cautela, pero la de Báñez resulta tan grotesca, tan fuera de lugar que se convierte en brotes verdes fritos desde el mismo momento que sale de su boca.

Y lo más grave de todo: ¿alguien del Gobierno saldrá a aclarar estas declaraciones?
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