Alberto Ruiz-Gallardón nos insulta. No se puede entender de otro modo el hecho de que ayer simplificara las protestas de toda la Justicia española contra su reforma a una mera cuestión de dinero y
pensara que nos la iba a colar. ¿De veras piensa el ministro que la
ciudadanía es tan ingenua, iletrada o estúpida como para creer que
jueces, abogados, y fiscales, todos, se han puesto de acuerdo para
defender días de libre disposición y protestar contra el recorte de
sueldo? ¿En serio?
Ruiz-Gallardón es un político que siempre ha sabido jugar en la arena
política caminando por la delgada línea de la demagogia, pero lo de
ayer fue un patinazo de antología. Él, que siempre se ha sentido tan
alejado de los postulados de Esperanza Aguirre, ha terminado por
demostrar que es uno de sus alumnos más aplicados. ¿Qué hizo ayer en
realidad? Quiso enfrentar a la ciudadanía contra los jueces; ni más ni
menos. Eso es exactamente lo mismo que intentó Esperanza Aguirre con la
Educación, cuando redujo las huelgas de profesores a una cuestión
monetaria.
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