Cameron pone cara al fracaso del sueño europeo


Una semana después de lo inicialmente previsto debido a la crisis de Argelia, el primer ministro británico, David Cameron ha pronunciado su discurso sobre la Unión Europea (UE). Como ya se había anticipado, el premier ha confirmado que se celebrará un referéndum a finales de 2017 para decir la permanencia o no de Reino Unido en la UE.

Más allá del anuncio del plebiscito, señalado a conciencia en el calendario tras las elecciones generales de 2015, las palabras de Cameron ponen cara al fracaso del sueño europeo.

“Nuestra unión a Europa es más práctica que emocional” dado que “para nosotros es un medio, no un fin, hacia la prosperidad, la estabilidad, la libertad y la democracia”. Son palabras de Cameron durante el discurso pronunciado hoy en Bloomberg –el escenario ya es una señal de por dónde irían los tiros.

Fuertemente presionado por la mayoría de euroescépticos del Partido Conservador, Cameron ha arremetido duramente contra la UE y sus instituciones, tachando su estructura no sólo de rígida, casi esclerótica, sino acusándola además de tratar de borrar de un plumazo las diferencias que tienen los Estados Miembro entre sí.

El primer ministro ha cuestionado “la existencia de instituciones periféricas”, incluso, de una “Comisión Europea cada vez más grande”. Y es que una de las grandes preocupaciones de Cameron es el mercado único y su progresiva pérdida de competitividad. En este sentido, se ha preguntado que “si la competitividad del mercado único es tan importante, ¿por qué hay comisión de medio ambiente, de transporte o de educación y no la hay de mercado común?”.

El dinero lo es todo
El mensaje de Cameron es el discurso capitalista por definición, aquel que defiende la generación de riqueza por encima de todo, si bien cuando lo expresa sabe maquillarlo en términos de prosperidad. Así, el conservador ha citado a Merkel cuando ésta apuntó que Europa tiene el 7% de la población mundial, produce el 25% del PIB global y asume el 50% del gasto social mundial. “Habrá que trabajar muy duro para mantener la prosperidad”, ha asegurado Cameron, sin precisar que el problema no es que Europa invierta en políticas sociales –cada vez menos-, sino que si acapara el 50% del gasto mundial no es tanto porque la inversión sea desmesurada sino porque es inexistente en muchos otros puntos del planeta.

Sea como fuere, el planteamiento de Cameron se resume en una frase: Quiero aprovechar todas las ventajas de la UE, no sus inconvenientes, y lo quiero hace cuándo y cómo yo decida. Básicamente ese el rol que quiere para un Reino Unido “que jamás ha abrazado el euro, y jamás lo hará”.


El objetivo del primer ministro no es otro que ser un miembro de privilegio, con un elevado nivel de independencia. Un planteamiento que choca frontalmente con su discurso cuando aconseja “dejar de hablar de la Europa de dos velocidades”. Cierto, lo que ansía el líder tory es una Europa de 5 y hasta 6 velocidades, con unos niveles de autonomía de los Estados que, al final, únicamente beneficiará a los más fuertes.

En esencia, es lo que ya se está comenzando a configurarse de la mano de la todopoderosa Merkel; Cameron tan sólo pretende oficializarlo, arrimando el ascua a su sardina.

¿Interesa salir de la UE?
Esta es la pregunta del millón y, a pesar de que las últimas encuestas sitúan en un 42% a los británicos que hoy por hoy votaría a favor de la salida, no está del todo claro que ésta fuera beneficiosa para Reino Unido. A fin de cuentas, el 50% de las exportaciones del país, que suponen casi el 6% de su PIB, tienen a la UE como destino, lo que genera alrededor de 3 millones de puestos de trabajo. En cuanto a la City, el gran mercado financiero de Europa junto a París y Fráncfort, supone el 10% de la producción económica nacional.

Merkel y Cameron (10 Downing Street)
El propio Cameron ha admitido que, si no fuera por la UE, Gran Bretaña no sería “el destino de una de cada cinco inversiones en Europa”. A ello se suma, además, el peso político que gana el país en las relaciones internacionales: “somos más poderosos en Washington, Pekín o Nueva Delhi por pertenecer a la UE”.

Por el contrario, no podemos olvidar el músculo financiero de la City que mantendría sus lazos con Londres independientemente de su adhesión europea, así como la Commonwealth, que representa un mercado alternativo nada despreciable para las arcas del Estado.

Déficit democrático
Especialmente interesante ha sido la parte del discurso en la que Cameron se ha referido a la “responsabilidad democrática”, reclamando un mayor protagonismo de los parlamentos nacionales, hasta el punto de asegurar que “no hay una democracia única europea”. Una constatación más del trágico despertar del sueño europeo.

“Es en los parlamentos nacionales donde descansa y estará la verdadera fuente de la legitimidad real democrática”, ha afirmado, demandando un menor centralismo de la UE. Tanto es así que ha expresado su parecer como si fuera la voz popular, subrayando “la desilusión pública con la UE, con las interferencias en sus vidas, con regulaciones innecesarias, viendo cómo tratado tras tratado se altera el equilibrio entre los Estados Miembro”.

Desde su punto de vista, “la tolerancia democrática de la UE ahora mismo es mínima”. Y tiene razón, con la salvedad de que mientras él considera que la cuestión se reduce a un tema eminentemente económico, la sociedad piensa en términos reales de democracia, de poder de decisión, de soberanía popular.

No deja de ser curioso que Cameron haya dicho que “estamos empezando a ver manifestaciones en Atenas, Madrid o Roma” –a pesar de que llevan más de dos años- y ni siquiera haya mirado a lo que él mismo tiene en casa, con más de un año de Occupy London denunciando a quienes ahora defiende Cameron, a la City que es la gran responsable del recorte de libertades y derechos sociales que sufre la clase trabajadora en un país eminentemente capitalista como Reino Unido.

Así, el referéndum se celebrará a finales de 2017 puesto que el premier no considera correcto convocarlo en la actual coyuntura, sin haber conseguido enderezar las relaciones con Europa tal y como él las concibe.


(10 Downing Street)
Frases lapidarias de Cameron
  • “En la medida en que no podemos drenar el Canal de la Mancha, nuestra unión a Europa es más práctica que emocional”.
  • “Para nosotros la Unión Europea es un medio, no un fin”.
  • “Reino Unido no está en el euro y no lo estará nunca”.
  • Si salimos de la UE será un viaje de ida, sin posibilidad de vuelta”.
  • “Necesitamos una UE más ágil, menos burocrática, más enfocada a ayudar a los países a competir mejor”.
  • “Reino Unido y otros muchos países jamás tendrán como objetivo una mayor integración política y económica”.
  • “Creo en nuestras naciones trabajando juntas para proteger la seguridad y diversidad de nuestros proveedores energéticos”.
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