Hoy no tenía ni idea de cómo arrancar este post. Sabía lo que quería
contar y cómo lo quería contar, pero no sabía por dónde empezar. Tenía
en mente compartir con ustedes la modernidad chapada a la antigua con
que nos quieren engañar quienes tienen la sartén cogida por el mango -no
entro a precisar qué huevos son los que se están friendo-, pero no
sabía cómo iniciar la reflexión.
Llevaban desde ayer rondándome la
cabeza las palabras del príncipe Harry de Reino Unido, presumiendo de
cómo en su gira de cuatro meses por Afganistán ha matado a afganos,
armados con munición anticuada, desde su helicóptero Apache de más de 50
millones de euros. Cómo se lo ha pasado pipa acribillando talibanes y
su padre le ha cortado el rollo porque "quiere que me comporte como un príncipe"; nada de "matar inocentes mientras está borracho" como llegó a acusársele.
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