La satisfacción de cargarse a un juez

Hay que ver qué diferentes han sido las dos salidas de la cárcel de Miguel Blesa o, por ser más precisos, cómo le ha cambiado el gesto al expresidente de Caja Madrid sobre el que se cierne la sombra del drama de miles de preferentistas, entre otras muchas tropelías. La primera de ellas, en mayo, se producía como un fugitivo convicto, como alguien que se sabe culpable y que, no nos engañemos, para salir ha tenido que pagar 2,5 millones de euros (aunque sólo su finiquito en Caja Madrid fue de 2,8 millones de euros, unos 200.000 euros menos de lo que ganaba cada año de sueldo fijo).

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