Lealtad a la corrupción


La corrupción campa a sus anchas en España. Es una de las máximas preocupaciones de los ciudadanos que ven cómo sus representantes en Congreso y Senado -o cualquier otro estamento institucional- se alían con la patronal para llenarse los bolsillos de manera ilegal. ¿Y de dónde sale ese dinero? Del Estado de bienestar, cada vez más esclerótico. Mientras, la vicepresidenta Saénz de Santamaría habla de 'lealtad institucional', sin que uno no acierte a saber si se refiere o no al modo en que, efectivamente, todas las instituciones parecen aliarse para seguir encubriendo esta corrupción masiva.

La degradación moral -y legal- por parte no sólo de nuestros políticos, sino directamente de nuestro Gobierno es tal, que prácticamente podríamos hablar de crimen organizado. A fin de cuentas, todo lo que se deriva de la corrupción está desembocando en crímenes contra la sociedad, contra millones de personas que ya viven bajo el umbral de la pobreza y el Estado ya no les ampara, alegando que no hay dinero para ello... sólo para los nuevos millonarios que, precisamente en plena crisis, han vivido un repunte.

(El Roto)
¿Por qué crimen organizado? Porque el Gobierno a la cabeza parece está empeñado en evitar que los corruptos paguen, que se haga justicia. Y eso, parece de Perogrullo, no puede deberse más que a una razón: que los propios miembros del Gobierno y la estructura que los soporta están enfangados hasta el cuello. Lo vimos con Garzón y el modo en que se fulminó al juez de la Gürtel mucho antes que a cualquier otro imputado. Y, ayer mismo, lo volvimos a ver con José García Losada, máximo responsable de la Comisaría General de la Policía Judicial, destituido ipso facto.

¿Por qué García Losada resultaba tan incómodo al Gobierno? Sencillo, por el impulso que había dado a las investigaciones de la propia trama Gürtel. Fruto de ello fueron los nuevos hallazgos de los pagos de Ana Mato (viajes, comuniones, fiestas de cumpleaños...) con dinero de la trama o, más recientemente, los propios papeles de Bárcenas. Demasiadas pruebas aireadas que comprometieron a un Gobierno que si ya se movía en el terreno de la ilegitimidad, ahora lo hace en el de la ilegalidad.

No son los únicos encubrimientos de la corrupción que ha ejecutado el Gobierno de Rajoy.  ¿Acaso no recuerdan cómo se desmanteló la la Unidad Especial de Investigación Judicial contra la Corrupción de la Agencia Tributaria de Baleares? Esa que destapó toda la trama de Urdangarín y el Instituto Noós y que nos reveló como la infanta Cristina emuló a Mato haciéndose la tonta mientras se pegaba la vida padre con dinero ilegal o cómo el propio rey encubrió ya en 2006 la trama de su yerno... o la amnistía fiscal de Montoro para corruptos en apuros... como Bárcenas...

(El Roto)
Más recientemente, la Fiscalía se querelló contra el juez que metió en la cárcel a Miguel Blesa por, entre otros delitos, el caso de las preferentes de Bankia. Ya saben, de ahora en adelante, si no se pueden costear un abogado, a los corruptos se les asignará un fiscal de oficio...

¿Qué está pasando? Que quienes Gobiernan, como ya avanzó Platón hace siglos, se han apropiado del poder y utilizan éste para legitimar lo que en sí mismo es ilegítimo. ¿Cuál era la receta de Platón ante esto? Eliminarles de inmediato, literalmente, puesto que en ese punto el Estado de Derecho ya es fallido.
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