Intimidad en peligro: Policías sin papel higiénico grabando nuestras vidas con Google Glass




La Dirección General de la Policía ha sorprendido con el anuncio de lo que ha bautizado Policía 3.0 y que, entre otras novedades, muy posiblemente traerá el uso de las famosas Google Glass. Hay que admitirlo, una vez más, la maquinaria de marketing de Google lo está haciendo muy bien, aprovechando cualquier ocasión para conseguir que nuestro presidente o el mismo príncipe se fotografíen con las gafas puestas.

El anuncio, hay que admitirlo, choca si lo enfrentamos a la realidad de nuestra Policía Nacional, en la que la falta de medios es más que patente. Las propias agrupaciones de policías son las encargadas de advertir esta carencia de presupuesto -o su mala gestión-, denunciando desde comisarias sin ni siquiera papel higiénico a la falta de recursos para luchar contra la violencia de género o de coches patrulla.

Ahora, en cambio, el director general de la Policía, Ignacio Cosidó, se vanagloria de que las fuerzas de seguridad podrían lucir un dispositivo cuyo precio medio en 2013 rondó los 1.500 dólares. Su llegada definitiva al mercado está prevista para este año, pero su precio aún es una incógnita con los rumores más optimistas (sin confirmar) que hablan de un os 600 euros.

Más allá del elevado coste de los dispositivos, surge la inevitable polémica: ¿Hasta qué punto la incorporación de este ingenio en la policía supondrá una violación de nuestra intimidad, incluso, en los espacios públicos? Ya hay quien, incluso, fusiona argumentos de series tecnológicamente apocalípticas como Black Mirror con el uso de Google Glass, aludiendo a lo que supondría una vida grabada:


En este sentido, numerosas organizaciones de derecho civiles ya han puesto el grito en el cielo. Es el caso de ACLU, cuyo analista senior Jay Stanley advertía de la necesidad de poner límite a los Gobiernos y su poder para grabar y rebobinar nuestras vidas en pos de una supuesta mayor seguridad. En otras palabras, adaptar la legislación al ritmo de la vanguardia tecnológica sino queremos ver atropellados nuestros derechos civiles.

En EEUU ya cuentan con precedentes a Google Glass. Se trata de la compañía Taser y sus videocámara integrable en unas gafas Axon Flex, con doce horas de autonomía. Esta cámara captura el vídeo y audio mandándolo vía Bluetooh a un smartphone que, a su vez, lo transmite vía streaming a la nube. Algunos periodistas, como el estadounidense Josh Wolf, ya han realizado trabajos alertando del arma de doble filo de este tipo de dispositivos por posibles abusos de la privacidad.


A pesar de estos inconvenientes, la industria ya ha movido sus engranajes para que consultoras como Gartner prevean que si este año el mercado de tecnología embebida en los uniformes policiales moverá alrededor de 3-5 millones de dólares, en menos de 5 años y sólo en EEUU podría rondar los 50 millones de dólares.

Intervención policial vista a través de unas Google Glass.

En España, Cosidó no ha precisado cuánto costaría dotar a nuestros policías de Google Glass y si se cuenta con la infraestructura necesaria para sacarle partido. Y es que el director general de la Policía habla de "visualización en director de las cámaras de seguridad próximas, acceso a Street View, cruce de datos con otras patrullas o acceso a diferentes bases de datos" para, entre otras funciones, realizar reconocimientos faciales.

Sin embargo, ¿está nuestra Policía los suficientemente avanzada desde un punto de vista tecnológico como para que ésto sea una realidad? Todo hace indicar que no; no es sólo que estemos a años luz de programas como el del FBI, cuyo presupuesto solo para su nuevo sistema de reconocimiento facial -en colaboración con Lockheed Martin- asciende a 1.000 millones de dólares y una base de datos de 13 millones de imágenes, sino que según denuncian foros policiales, aún hay dependencias sin presupuesto para ordenadores.
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