El Mundial del sarampión


El próximo jueves arranca el Mundial de Fútbol de Brasil 2014 y desde la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) se ha puesto en marcha una campaña de vacunación contra la rubeola y el sarampión. Desde nuestra ignorancia europea, no sería raro pensar que somos los visitantes del Viejo Continente los que están en peligro de contraer estas enfermedades al acudir al Cono Sur, pero es precisamente a la inversa. La historia se repite y, como ya hicimos en el siglo XV, importamos nuestros males.

A fin de cuentas, 19 de los 32 países que juegan la Copa del Mundo notificaron el año pasado casos de sarampión, según la OPS. En cambio, en las Américas, la transmisión endémica de sarampión se erradicó en 2002 y la de rubeola en 2009.

Dicho de otro modo, la llegada de visitantes de otros países podría romper el éxito de países como Brasil en la erradicación de estas enfermedades que, a pesar de contar con vacunas efectivas, continúa llevándose la vida de 122.000 personas al año en el resto del mundo o, lo que es lo mismo, de unas 14 personas cada hora. Si bien es cierto que países como la República Democrática del Congo (72.029 casos), India (18.668) o Indonesia (15.489) son los que encabezan la lista de países como más brotes de sarampión, sorprenden cifras como las de Ucrania, que supera ampliamente los 12.500 casos.



No sólo eso, en Europa, las últimas cifras oficiales hablan de más de 1.200 casos registrados en España, donde la vacuna triple vírica (sarampión, rubeola, paperas) se incluyó en el calendario vacunal hace más de 30 años (en 1981). A pesar de ello, los brotes continúan y éste es el motivo por el que el calendario de vacunaciones del Consejo Interterritorial del Servicio Nacional de Salud ha ido alterando las fechas. Si en 1981 la primera dosis se aplicaba a los 15 meses, en 1993 se incluyó una segunda dosis a los 11 años. Desde ahí, los plazos se han ido estrechando, pasando la segunda dosis a los 6 años en el 2000 y a los 3 años en 2013. Además y a raíz de los últimos brotes de 2010-2012, la primera dosis también se adelantó el año pasado a los 12 meses de edad.

Otro de los falsos mitos acerca del sarampión es pensar que este repunte de brotes en nuestro país se debe a la inmigración. Error. El número de casos importados ni siquiera llegaba al 1,5% (1,31%) y, además, otra sorpresa, el 78% procedía de nuestros vecinos europeos, siendo más de la mitad de ellos de Francia. ¿Debería vacunarse si acude al Mundial de Brasil 2014? Sí, sobre todo si es mayor de 19 años, puesto que según los últimos datos publicados, casi el 44% de los casos registrados en España son de enfermos adultos y, además, del 20% del total que ha de ser hospitalizado por complicaciones, casi un 30% son pacientes mayores de 30 años. El perfil tipo de estos enfermos es de adultos jóvenes con baja cobertura de vacunacion debido a que no se alcanzaron coberturas importantes en el momento de su vacunación.

En resumen, desde el otro lado del Charco nos dan una lección de humildad y de Sanidad. Y es que el sarampión o la rubeola no son dos excepciones: las Américas también fueron pioneras en la erradicación de la viruela en 1973 y de la poliomielitis en 1994. La receta, en realidad, es sencilla: entre 1994 y 2002, el coste adicional que supuso la estrategia de vacunación en América Latina y el Caribe fue de 244 millones de dólares. Además, esta estrategia no se limitó a las vacunas per se, sino a la monitorización casa por casa de la cobertura de vacunación en el nivel geográfico más bajo, un firme compromiso político, alianzas de asociaciones científicas con el sector privado, la determinación y efienciencia del personal sanitario y, por supuesto, el suministro ininterrumpido de vacunas de gran calidad a precios asequibles por medio del Fondo Rotatorio de la OPS para la Compra de Vacunas.

Entretanto, la Oficina Regional para Europa de la OMS tuvo que retrasar los plazos establecidos en 1998 en el Plan Estratégico de Eliminación del Sarampión para nuestro continente, pasándolo en 2010 al año 2015. ¿Lo conseguiremos?
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