Satélites contra la soledad


Según los últimos datos facilitados por el INE, alrededor de un 30% de los hogares españoles no disponen de acceso a Internet. En muchos casos, la barrera es económica –entre calentarse y comer o conectarse, la decisión es sencilla-, pero en otros es una cuestión de infraestructuras tecnológicas. Si en Comunidades Autónomas como Madrid continúa habiendo pueblos a los que ningún operador es capaz de llegar con más de 10 Mpbs, no resulta complicado imaginar la incomunicación que sufren la enorme cantidad de pueblos diseminados que existen en España a los que las operadoras no les resulta rentable llevar Internet.

Este problema de incomunicación trae asociados muchos otros problemas que, además, en el caso de las personas mayores se ven amplificados: ancianos, buena parte de ellos con algún tipo de discapacidad, a los que la soledad les consume, haciendo que su calidad de vida caiga en picado.

Consciente de esta problemática, la confederación UDP* (Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España) decidió ponerle remedio a través de la tecnología. Corría el año 2008 y mediante la subvención del ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, a través de las Convocatorias del IRPF –ya saben, la X que marcan en su Declaración de la Renta-, consiguieron financiar un proyecto que sobre el papel no parecía sencillo.

¿Cómo llevar la comunicación a esas zonas rurales a las que tan poca atención prestan las grandes operadoras? Y entonces apareció Quantis, una empresa española especializada en la comunicación vía satélite (foto superior, de Hispasat). En las primeras ediciones, el sistema que se instalaba en casa de los jubilados eran fundamentalmente sensores y dispositivos de presencia para poder monitorizar sus hábitos y alertar en casos de alguna incidencia.

Con el paso de los años (ya llevan ocho ediciones del proyecto y cerca de 800 usuarios en todo este tiempo), el sistema ha evolucionado hacia la videoconferencia. Paca Tricio, directora gerente de UDP, cuenta cómo “de los primeros sistemas hemos pasado a instalar SMART TV, con lo que el manejo se realiza con un mando a distancia y resulta mucho más sencillo”.

Gracias a la comunicación vía satélite instalada por Quantis, “hemos puesto en marcha un servicio de teleasistencia avanzada”, explica Tricio, más allá de los sensores, conectando con el Centro de Control y Acompañamiento, siempre a través de la misma operadora para que el trato sea más cercano y familiar.

La responsable de UPD asegura que “de esa teleasistencia avanzada se ha pasado a conectar con la familia, navegar por Internet o, incluso, entablar conversaciones con otros usuarios del sistema en otras regiones”. Tricio está convencida de que “ha mejorado la calidad de sus vidas, les ayuda a combatir esa soledad por culpa de una discapacidad o de la simple localización del pueblo y rompen con esa pasividad en que estaban sumergidos, porque al verse y ser vistos a través de la pantalla, hacen por cuidarse más y mostrarse con buen aspecto”.

Jóvenes de 67 años

Juan y Laura durante la conexión.
Es el caso de Juan y Laura, un matrimonio de 66 y 67 años, respectivamente. Viven en Murias de Pedredo –perteneciente al ayuntamiento de Santa Coloma de Somoza-, un pueblecito de León de 14 habitantes en el que ellos son los más jóvenes. Conectados vía Skype, Juan cuenta cómo “llamamos y nos vemos con nuestra familia estén donde estén, con nuestros hijos en León o con otros familiares en Madrid o, incluso, Suiza”. Y es que la hermana de Laura emigró a Suiza hace décadas y allí se estableció fundando una familia: “antes sólo podíamos hablar por teléfono una vez al año y era muy costoso”.

Desde que se sumaron al proyecto, eso ha cambiado. El matrimonio habla continuamente de Marisol, su operadora, con la que mantienen el contacto continuo –“unas veces se conecta ella y otras nosotros”-, hasta el punto de que “la llamamos cuando tenemos una cita con el médico para que nos la recuerde un día antes y no se nos pase”, cuenta Juan. No en vano, el consultorio más cercano se encuentra a más de 15 kilómetros, en Astorga y, en caso de necesitar hospital, habrían de desplazarse hasta León, a unos 64 kilómetros, peaje incluido.

Aunque es cierto que la nueva Smart TV que les han instalado cuenta con más funcionalidades que el modelo anterior y aún se están haciendo con ellas, Laura aclara que el periodo de aprendizaje “duró muy poquito y no nos costó nada”. No sucede lo mismo con los otros vecinos del pueblo que, como cuenta Juan, “la mayoría son bastante más mayores que nosotros y dicen que para ellos es muy complicado y que no lo quieren manejar, no se atreven”.

Ellos en cambio, además de conectarse por videoconferencia, leen el periódico y consultan las noticias todos los días y disfrutan de los programas de entretenimiento que hay instalado (películas, deportes, juegos para ejercitar la mente...). Laura, notablemente ilusionada,  concluye que “estamos muy contentos con el programa y para la gente de los pueblecitos y todas estas zonas creo que es un programa que está muy bien”.

* UDP es una confederación apolítica y aconfesional, cuyo carácter social agrupa a más de 3.000 asociaciones, superando los 1,5 millones de asociados. No puede evitar preguntar a Paca Tricio por el origen de su nombre que recuerda a un partido político: “Nacimos en 1977, recién estrenada la democracia y las autoridades no nos dejaron inscribirnos como ‘Confederación’ porque recordaba a la CNT; así que nos dijeron que nos pusiéramos ‘Unión Democrática’”. Desde entonces y debido a la emigración de sus asociados, UPD tiene ya presencia en Francia, Suiza, Alemania, Uruguay, Perú y Argentina , entre otros.
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