La venganza de Botella

Con Ana Botella no existen las casualidades, sino las causalidades. La alcaldesa de Madrid, cuya gestión al frente del Consistorio al que llegó por el método del dedazo ha sido una de las más nefastas de cuantas se recuerdan -y se recordarán-, ha desalojado hoy el Patio Maravillas... el mismo día que enterraba los restos de más de media docena de personas junto a los de, supuestamente, Miguel de Cervantes.

¿Cuál de los dos actos tiene más que ver, en realidad, con la cultura? Se lo diré yo: el primero. El segundo, a fin de cuentas, no era más que un baño de multitudes para la alcaldesa, tan necesita de afecto estos días en los que tanta y tanta gente le ha dado la espalda. Eso es todo. En cambio, el primero, lo que ha hecho es intentar acabar con una iniciativa que ha hecho más por la cultura en la capital que ningún otro equipo de Gobierno al frente del Ayuntamiento en los últimos casi 30 años. Y hablo de la cultura de verdad, de la que está al alcance de todo el mundo, que es accesible, inclusiva, que no requiere ir de punta en blanco ni llevar la billetera llena.

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