Ventilador y puercoespín contra la corrupción

Escuchar a la vicepresidenta en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, tirar balones fuera sobre la corrupción en el ADN de su partido ha dejado de ser noticia. Que alguien del PP apunte que "la práctica totalidad de los partidos tienen casos de corrupción" es, sencillamente, torpe, ruin y absolutamente desacertado. Así tuvieran un millón de casos el resto de formaciones, ello no impediría que el Partido Popular (PP) tenga un serio problema con la corrupción y el resto de España con ellos. El mal de unos no hace menos malo el propio. No deberían olvidarlo.

Más allá de que otras formaciones también estén salpicadas por la corrupción, lo que es un hecho innegable es que ninguno lo es en la medida en que está el PP, que más que salpicado está empapado, sino ahogado. Además de Acuamed -que implica no ya al PP, sino al propio Gobierno-, la Operación Taula es una más, no será la última, y precisamente esta certeza que toda la ciudadanía tiene es lo más desalentador. Sáenz de Santamaría podrá poner el ventilador hacia otros partidos, pero el único imputado hasta ahora como formación es el PP, con hechos a sus espaldas tan graves como la supuesta destrucción de pruebas y obstrucción a la justicia, mientras enarbolan la bandera de ser el partido que más ha hecho en la lucha contra la corrupción.
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