Todo se ha vuelto loco, por momentos una farsa, al menos en cierto círculos. La situación que atraviesa hoy en día Catalunya es tan esperpéntica, que a veces creo que, incluso quienes se mantienen firmes en sus posiciones por convicción, no por enrocamiento, comienzan a flaquear. Tras la polvareda levantada con los últimos mensajes de Puigdemont a Comín, ¿en qué punto nos encontramos realmente?
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