Ridículo real de la Guardia Civil

Ya siento yo que un pareja de guardias civiles haya bastado para poner en ridículo a todo el cuerpo, que guarda en silencio ante la imagen tan deplorable que dieron este domingo. Los hechos sucedieron en la Estación Internacional de Canfranc, cuando al grupo aragonés Adebán se le requirió identificación y se abrió expediente informativo por cantar una canción crítica con la monarquía en un tono satírico. Otro intento burdo de pisotear la libertad de expresión.

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