La deforestación en forma de alita de pollo

 


¿Te has preguntado alguna vez en qué medida comerte unas alitas de pollo puede contribuir a la deforestación de uno de los mayores pulmones del mundo? Pues puede. Según revela la investigación realizada por The Bureau of Investigative Journalism (TBIJ), buena parte de los pollos comercializados en grandes cadenas de supermercados y franquicias de comida rápida son alimentados con soja, suministrada por la multinacional Cargill. Es el caso de parte de la carne de pollo que venden en Reino Unido supermercados como Tesco, Asda o Lidl o que cocinan para sus clientes los establecimientos de comida rápida Nando’s y McDonald’s.

Tal y como revelan las informaciones de TBIJ, Cargill envía cada año a Reino Unido alrededor de 100.000 toneladas de semillas de soja, procedente de la sabana del Cerrado en Brasil, considerada la segunda Amazonía del Planeta. Con una extensión de dos millones de kilómetros cuadrados, alberga el 5% de las especies de flora y fauna del mundo. Se estima que su masa forestal es capaz de almacenar el equivalente a 13.700 millones de toneladas de dióxido de carbono, lo que supera a las emisiones anuales de China, por ejemplo.

Aunque McDonald's, Asda, Lidl y Nando's no revelan públicamente la procedencia de la soja que utilizan en sus cadenas de suministro, sí se sabe que la de Nando's viene de Brasil y Paraguay y Tesco, directamente, afirma que parte de la soja Cargill de sus cadenas de suministro proviene del Cerrado, según se detalla en el reportaje de TBIJ.

El artículo del consorcio de periodistas apunta a cómo la consultora Aidenvironment señala que alrededor de 800 kilómetros cuadrados de deforestación y más de 12.000 incendios registrados desde 2015 en estas tierras han sido utilizadas o son propiedad de proveedores de soja de Cargill. Lamentablemente, es una práctica muy extendida la de provocar incendios para despejar grandes masas forestales y ampliar la actividad agrícola. Pese a ello, la multinacional niega que haya infringido la ley o que sus productos provengan de tierras deforestadas ilegalmente. El Cerrado se encuentra desde el año pasado en su peor crisis de deforestación, tal y como advierten entidades como WWF.

La noticia cobra especial importancia por el momento en el que se hace pública: el Gobierno británico está trabajando en una nueva legislación que convierte en ilegal la importación de productos alimenticios vinculados a cualquier tipo de destrucción ambiental ilegal en los países de origen.

¿Cuál es el problema, incluso, con este cambio legislativo? Que las leyes en los países de origen no siempre garantizan el respeto medio ambiental. Del mismo modo que en la industria tecnológica las grandes multinacionales se limitan a exigir a sus proveedores que respeten la ley local –lo que ha favorecido la explotación laboral, el extractivismo…- en este caso concreto la ley del Cerrado es muy laxa en materia de deforestación.

Hace ya una década que Cargill fijó 2020 como la fecha tope para sacar la deforestación de su ecuación de producción, como sucede con la soja, pero recientemente retrasó la fecha tope hasta 2030; McDonald’s siguió sus pasos, ante la estupefacción de los expertos que consideran que esos plazos son excesivos y ponen en riesgo el Planeta. Otros actores de este entramado, como Asda o Lidl aseguran que confían poder comprar soja 100% certificada para el 2025, garantizando de este modo que no proceda de áreas deforestadas.

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