Nuestro gobierno suspende en Derechos Humanos (DDHH), especialmente en materia de migración, materia en la que su actuar no es mucho mejor que el de sus antecesores. Siempre apena y decepciona, pero cuando quien muestra esta falta de humanidad es un gobierno de izquierda, el dolor lacerante se hace más insoportable. Lo volvimos a ver ayer en el campamento de Las Raíces (Tenerife), convertido en un auténtica cárcel al aire libre para personas cuyo único delito es querer sobrevivir.
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