Google entona el 'te va a doler, pero te va a gustar'

 


El Tribunal General de la Unión Europea (TGUE) impone a Google la mayor multa de su historia y la tecnológica sigue sin entender qué hizo mal. La sanción alcanzó los 4.125 Millones de euros –pudieron haber sido 4.340 millones, pero se rebajó- y pese a la magnitud de la misma apenas supone un rasguño de un 6% de la facturación anual de Google. Es más una cuestión de prestigio que económica, pero ni siquiera éste punto parece importar demasiado a la multinacional, cuya red de poder es muy extensa.

Si los fabricantes de teléfonos móviles Android (el sistema operativo desarrollado por Google) querían tener licencia de Play Store (el mercado de apps de Android), Google les obligaba a preinstalar tanto su navegador Chrome como la aplicación Google Search. Además y aunque este punto no ha sido suficientemente probado, en algunos casos, Google pagó a fabricantes y operadoras para que únicamente preinstalaran Google Search, en detrimento de otras opciones de mercado. Redondeando la jugada, Google tampoco dejó a los fabricantes que ejecutaran versiones alternativas de Android que no estuvieran aprobadas por Google si querían preinstalar apps del Play Store.

 Lo que el TGUE considera prácticas ilegales, Google cree que es un modelo de negocio lícito. El comunicado de Google es una prueba más de la soberbia de las grandes tecnológicas cuyo poder se ha salido de madre y campan a sus anchas creyéndose impunes. "Android ha creado más opciones para todos, no menos" afirma la multinacional, sin importarle los medios que empleó para ello. De los creadores de "es el mercado, amigos", hemos pasado al  "te va a doler, pero te va a gustar". Salvando las distancias, es como presumir de tradición católica como si no se hubiera expulsado del país a quien no lo fuera y se tortura y matara a quien no se convirtiera. Qué cosas.

¿Cómo se ha llegado a esta situación en la que Android disfruta de una cuota de mercado de cerca del 77%? Bueno, ha sido una carrera de fondo, pues el sistema operativo se lanzó gratuitamente en 2007, rompiendo las reglas del mercado, porque permitía que los fabricantes de teléfonos móviles se olvidarán del software, tan sólo tenían que preocuparse del hardware del dispositivo. Eso le hizo ganar cuota de mercado a pasos agigantados, merendándose por el camino los intentos de Microsoft o de históricos como Nokia –que terminaron siendo a su vez engullidos por el fabricante de Windows-.

La trampa eran las imposiciones por las que acaba de ser condenada Google y que le permitían ingresar una auténtica millonada en publicidad –además de compras y suscripciones- a través de las apps de la Play Store. La jugada le salió tan bien que para 2018 la consultora eMarketer le otorgaba a Google un tercio de todos los anuncios móviles a escala mundial. Sin contar el sustancial mercado estadounidense, la multinacional hacía una caja por esta vía de 40.000 millones de dólares. Sí, ríanse ahora de la multa europea.

Por eso es importante precisar otro punto: la ratificación de la multa se nos vende como una victoria de la Comisión Europea y de la jefa antimonopolio de la UE, Margrethe Vestager, pero si se rasca hay más. Quien interpuso la primera denuncia en 2013 –nueve años atrás, para que digan después de la Justicia española- fue el consorcio FairSerach, en el que se encuentran otras multinacionales tecnológicas como Oracle o TripAdvisor.

No es la primera vez que los reguladores europeos dan un tirón de orejas a Google, llegando a acumular multas de 8.200 millones de euros por tres casos antimonopolio previos. Así por ejemplo, en 2017 ya le cayó otra multa de 2.400 millones de euros por prácticas monopolísticas al estar favoreciendo en el buscador su servicio de compras sobre el de su competencia (los anuncios de fichas de productos que aparecen en la parte superior del buscador de Google).  Y es posible que no sea la última, porque la UE tiene abierta otra investigación por abuso de posición dominante en el mercado publicitario a través de AdSense for Search.

Google no es una excepción entre las tecnológicas. Amazon tiene abiertas numerosas investigaciones al otro lado del Charco, especialmente desde que preside la Comisión Federal de Comercio (Federal Trade Commission, FTC) la implacable Lina Khan. La última jugada puesta en cuestión, su compra de la red de consultorios médicos OneMedical por 3.900 millones de dólares para hacerse fuerte en el sector de Sanidad.

Por su parte, Microsoft es otra histórica de los culebrones antimonopolio, tratando ahora en la UE que los reguladores no le asesten otro hachazo por el modo en que compite con su nube Azure, que para robar cuota de mercado a Amazon y sus Amazon Web Services (AWS) se ha llevado por delante a otros proveedores europeos más modestos, como la gala OVH Cloud. Simplificando, si quieres hacer uso on-line de su paquete ofimático, tendrás que pagar más si no lo haces en su nube pública. ¿Práctica monopolística o modelo de negocio? Así son estas grandes tecnológicas, tensando siempre la legalidad.

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