Los bares de nuestras vidas

Hace meses escuchaba la entrevista a un alcalde de un pueblo enclavado en la España vaciada. Le planteaban la hipotética disyuntiva entre salvar al bar del pueblo o al colegio. Antes de que contestara, mi instinto se inclinó por el segundo, pero su respuesta se confió al primero. Al principio, admito que me sorprendió, más aún viniendo de un político, pues tienden a cubrirse las espaldas y pisar sobre seguro, pero al instante comprendí la lógica que sustentaba el planteamiento. "Hay muy pocos niños y niñas y el pueblo de al lado tiene colegio, pero adultos somos más y solo hay un bar". Implícitamente y sin saberlo, ese alcalde avanzaba la aprobación por unanimidad en el Congreso de la proposición de ley de Teruel Existe para declarar bien de interés general a los bares en pueblos de menos de 200 habitantes.

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