Desmontando el turismo sostenible con big data

 Desde hace un tiempo, son muchos los expertos que alertan sobre cómo el turismo está afectando a la convivencia en las ciudades. Priorizar los servicios, las licencias municipales y el mismo diseño urbano de cara a quienes están de paso en la ciudad está provocando una pérdida de identidad de las ciudades y, lo que todavía es peor, un deterioro progresivo de la calidad de vida de quienes las habitan.

Málaga es un buen ejemplo de ello. En el espacio Posos de Anarquía se ha expuesto en numerosas ocasiones cómo las políticas municipales han terminado por propiciar un éxodo de los malagueños y malagueñas, fenómeno advertido por los propios servicios técnicos del Ayuntamiento de Málaga. En kosTICa, expondremos hoy os problemas que provoca el turismo cuando éste no es sostenible, recurriendo para ello a la ciencia de datos.

Las cifras oficiales son incontestables: de las casi 9.000 viviendas destinadas a fines turísticos con que cuenta esta capital, algo más de la mitad (4.800) están ubicadas en el centro. Este escenario, sin siquiera entrar en detalles, ya permite hacerse una idea de cómo se vive el día a día en Málaga; si además, profundizamos en los datos de población, la realidad es aún más atroz. Las viviendas turísticas superan, incluso, al número de habitantes en el centro: frente a las algo más de 4.200 personas censadas, hay registradas 4.800 viviendas con fines turísticos. Todos los habitantes del centro podrían alquilar una casa y aún sobrarían más de 500.

Parece evidente que la regulación no ha funcionado y se está produciendo un efecto indeseado en materia de convivencia y habitabilidad… pero la realidad, aún es peor.

Los turistas fantasmas

Desde el año pasado, el Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA) ha puesto a disposición de la ciudadanía una base de datos que se alimenta de la monitorización anónima de los teléfonos móviles. Apoyándose en estos datos, el profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga (UMA), Julián Luque, ha establecido una comparativa de pernoctaciones de turistas nacionales frente a las cifras consolidadas del INE basadas en las métricas convencionales que reportan los diferentes establecimientos turísticos.

Gracias al estudio de movilidad del MITMA, Luque ha descubierto las diferencias entre las ‘cifras oficiales’ que maneja el Ayuntamiento y las reales. Tomando fechas emblemáticas en la ciudad en 2022 –algunos datos de este año todavía no están disponibles-, las inconsistencias son muy significativas.

 

En abril de 2022 (mes de la Semana Santa), el INE reportaba alrededor de 200.000 pernoctaciones de turistas nacionales en la capital. El estudio de movilidad del MITMA, en cambio, escalaba la cifra hasta casi 940.000 pernoctaciones, lo que supone una diferencia de cerca de las 738.000.

Este turismo nacional desaforado –no se ha incluido el internacional, que en Málaga supera al doméstico- genera en algunos distritos del centro situaciones de auténtica saturación. De esta manera, Luque destaca cómo durante el Viernes Santo de 2022, en el distrito censal 3 (entorno de calle Ollerías), el turista nacional representaba el 204% frente a la población local, es decir, que de cada 10 personas que durmieron ese día en ese distrito, más de 7 fueron turistas. Un día antes, en Jueves Santo, el porcentaje superaba el 166%.

El mismo fenómeno sucede durante la feria de agosto, cuando el visitante local, en el primer sábado de feria (13 de agosto) supuso más de 176% respecto a la población local en el distrito 3. Otros distritos más periféricos viven una situación más desahogada –apenas un 7%- y, sin embargo, el Ayuntamiento continúa impulsando la concentración hostelera allá donde existe más saturación. Durante el mes de agosto, la desviación entre la cifra oficial de pernoctaciones (330.690) y la del MITMA (1.746.455) es todavía mayor, superando los 1,4 millones.

 

Dónde duermen los fantasmas

Con las cifras oficiales, cualquier malagueño o malagueña que resida en el centro ya avanzaba las tensiones demográficas que sufren en ese entorno; ahora, con las del MITMA, esas denuncias cobran todavía más sentido. No es la única observación que se desprende del estudio de realizado por el profesor Luque: surge la incógnita de, por ejemplo, dónde durmieron en abril de 2022 esos 738.000 turistas nacionales de diferencia respecto a la cifra oficial de 200.000 o los 1,4 millones de diferencia en agosto. 


 

Analizando las cifras de hoteles, apartamentos turísticos y viviendas de uso turístico, faltarían más de 12.000 plazas para absorber la cantidad de turistas nacionales monitorizados con sus móviles. La cifra durante el mes de agosto aún es peor, rozando la falta de 35.700 plazas. La gran pregunta que surge apoyándose en estos datos es ¿dónde duerme toda esa cantidad de personas? Dada su concentración en los distritos del centro, se descarta que un número tan grande de personas tenga familiares o amigos con los que quedarse a dormir (aunque fuera así, las cifras de personas censadas en el centro no son suficientes).

¿Cabe pensar que el sistema de monitorización de la movilidad con los teléfonos móviles es impreciso? Esa misma pregunta es la que se ha hecho Luque, terminando por descartar esa posibilidad, puesto que al cruzar los datos de pernoctaciones de habitantes locales con las personas censadas realmente, las cifras prácticamente coinciden en todos los periodos estudiados.

Estas nuevas métricas ponen de relieve cuán acertados están los vecinos y vecinas del centro de Málaga al hablar de situación de convivencia insostenible, así como la necesidad de apostar por políticas que mejoren la calidad de vida de nuestras ciudades, girando hacia modelos de turismo sostenible que, hoy por hoy, no se dan en urbes como Málaga.

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