Menos estadística y más economía de bolsillo

La campaña electoral es emocional. Los datos importan, pero sobre ellos se alzan las emociones. La derecha ha sabido leerlo, la izquierda no. Tiene algo más de 40 días para resolverlo. No basta con presentar datos oficiales, de organismos nacionales e internacionales, avalando la buena gestión; todo eso queda en papel mojado si a pie de calle no se percibe en la misma medida. La derecha aprovecha ese fenómeno, al que adereza con manipulación y falseamiento estadístico. Y le está funcionando.

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