Frente al terrorismo, unidad. ¿Y frente al genocidio?

Mohammed Zaanoun/ ActiveStills

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Frente al terrorismo, unidad". Así cerraba ayer Alberto Núñez Feijóo su tuit para lamentar el asesinato de Iván Illarramendi y de su mujer a manos de Hamás en los atentados del pasado 7 de octubre. El líder del PP, que en su sentir patriótico todavía no ha mostrado el mínimo interés por los 170 españoles atrapados en Gaza por Israel, continúa insensible ante los más de 10.000 gazatíes asesinados por el régimen de Netanyahu, entre los que se encuentran más de 4.100 menores.

El tuit de Feijóo es el reflejo de esa odiosa narrativa que Israel ha conseguido extender entre quienes hacen gala de una dudosa moralidad: el 'todo vale' para combatir el terrorismo. Aquí en España ya vimos cómo se puso en práctica esa filosofía, primero el PSOE creando el GAL para combatir a ETA, y después el PP indultando a sus responsables políticos. Las décadas que han pasado desde entonces parece que no han adecentado a algunos.

De esta manera, nos hallamos en esta coyuntura, en la que hay personajes como Feijóo que parecen justificar la matanza indiscriminada de más de 10.000 civiles a manos de Israel. Así no se acaba con el terrorismo, así probablemente se engendra más. La experiencia con las guerras e invasiones injustificadas de EEUU, sus matanzas con drones, así nos lo indican. El sentimiento antiestadounidense se ha extendido por todo el mundo, levantado sobre la impunidad de la Casa Blanca cometiendo masacres en una supuesta defensa de la libertad y la democracia.

Netanyahu está decidido a acabar con Palestina, no como estado, sino como pueblo. Es consciente de que hacerse con el control de Gaza no resolverá la situación. Mientras exista un solo palestino o palestina, el problema continuará, pues habrá una víctima de su ocupación ilegal, esa que personas de la calaña de Feijóo obvian para seguir justificando el genocidio. 

La respuesta internacional a las atrocidades que está cometiendo Israel, calificadas ya de crímenes de lesa humanidad por la Corte Penal Internacional -cuya legitimidad Israel, como EEUU o Rusia, no reconoce-, es absolutamente insuficiente. La Unión Europea (UE) tan sólo ha sido capaz de solicitar una pausa humanitaria, ni siquiera un alto el fuego. 

Los hechos son de una gravedad tan extrema, la matanza está siendo de una crueldad tal, que Pedro Sánchez debería hacer valer la Presidencia rotatoria que tiene ahora España. No lo hace, quizás, porque el yugo europeo pesa demasiado. Quizás es el momento de anteponer el deber al tener, la ética a los intereses económicos. Si desde su Presidencia europea no puede hacer gran cosa porque, en realidad, el cargo es tan hueco que apenas va más allá de acoger cumbres en Granada, es el momento de que lo haga desde su presidencia española. 

La semana que viene es posible que sea nombrado finalmente presidente y, como tal, debiera llamar a consultas al embajador israelí y romper relaciones con un país cuyos ministros han llegado a amenazar con emplear armas nucleares en Gaza. Como país debemos abrir camino en Europa a una condena sin paliativos del genocidio que comete Israel, imponiendo sanciones al gobierno de Netanyahu, por muchas tensiones y presiones que lleguen desde Washington. Se trata de una cuestión de humanidad, donde la geopolítica ha de verse relegada.

Hace mucho tiempo, demasiadas víctimas, demasiados bombardeos a hospitales, escuelas y campos de población refugiada, que Israel perdió la razón -aunque nunca la tuvo para tal atrocidad-. Cuantos más crímenes de guerra siga cometiendo, más cerca estará de que abrir la puerta a unas consecuencias indeseadas, que se ampararán en el mismo derecha a defenderse que esgrime Netanyahu. ¿Acaso los más de 2 millones de civiles palestinos en la Franja de Gaza no están siendo atacados de manera injustificada? Piénselo, es exactamente igual que si en los años de plomo de ETA, dese Madrid se hubiera arrasado con todo Euskadi. Un auténtico disparate. Eso es lo que está sucediendo en Gaza.

Frente al genocidio, unidad.

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