Moreno Bonilla abandona a la jardinería malagueña

 

El agua es vida. No es una frase hecha y cientos de familias lo padecen desde hace meses en la provincia de Málaga, donde personas cuyo sustento depende directamente del agua han visto como su pan se va como las lluvias. Son las personas que viven de la jardinería, ya sea suministrando material o manteniendo las zonas verdes, de los viveros, de las piscinas… La Junta de Andalucía prohibió el riego de jardines el pasado mes de octubre y ahora el llenado de las piscinas, con la excepción de las de hoteles, medida profundamente discriminatoria que ha terminado por levantar en lucha a quienes van camino de la quiebra. Arrancan sus movilizaciones.

En apenas una semana, la agrupación de afectados por los decretos de sequía del Gobierno de Juan Manuel Moreno Bonilla ha pasado de cinco a cerca de 200 personas, en su mayoría trabajadores y trabajadoras del sector de las jardinería y los viveros. Las “limitaciones de su uso discriminatorias” impuestas por la Junta de Andalucía han sido la gota que ha colmado el vaso. Nadie entiende el trato de favor que está recibiendo los hoteles, a pesar de que, especialmente en la costa, su negocio no depende de las piscinas.

Es un agravio comparativo más por parte de Moreno Bonilla y la Diputación Provincial de Málaga, que continúan priorizando a determinados sectores como es el turístico, en detrimento no sólo de otros negocios locales, sino de las personas que habitan la región. Durante meses, quienes ahora ven afectados sus negocios habiendo tenido ya que despedir a trabajadores, han presenciado cómo, por ejemplo, las duchas de la mayor parte de las playas malagueñas seguían funcionando para los turistas y los campos de golf continúan a pleno rendimiento. Mientras algunos municipios tienen cortes de ocho horas diarias de agua y bajadas de presión, al mismo tiempo que se prepara el puerto de Málaga para traer este verano barcos de agua potable, el presidente de la Diputación de Málaga, Francisco Salado, viaja a las ferias de turismo internacionales, como recientemente la ITB de Berlín, asegurando a los turistas que no les faltará agua.

Así las cosas, especialmente el sector de la jardinería y los viveros –aunque también se suman el de piscinas, socorrismo y apartamentos turísticos- se han puesto en pie y preparan una manifestación provincial este jueves 21 de marzo a las 17:30h en la misma calle Larios de Málaga. Reclaman “un reparto equitativo de los recursos hídricos que puedan permitir un riego con limitaciones y llenado parcial de piscinas y uso limitado”, que se acabe con el trato de favor a los hoteles.

Siendo realistas, dadas las escasas reservas de agua en toda la provincia y las oscuras estimaciones de precipitaciones, el rasero que iguale a todos debería ser la retirada de privilegios a la hostelería. Por este motivo, el manifiesto de quienes mañana recorrerán la capital malagueña también reclama “en última instancia, que en caso de no ofrecer una solución a dicho reparto de los recursos, ofrezcan una solución a las pérdidas de puestos de trabajo y de ventas de dichas empresas de estos sectores.

El sentir general es que están pagando los platos rotos de una nefasta gestión política a todos los niveles, desde la Junta de Andalucía, la Diputación y los Ayuntamientos. Mientras ellos llevan años optimizando sus riesgos, automatizándolos, ven cómo en los municipios se ha despilfarrado el agua en el riego de parques y jardines. Del mismo modo, prácticamente ninguno de los Consistorios malagueños ha afrontado el grave problema de las fugas de agua, por encima del 50%, y la Diputación no se puso manos a la obra hasta hace apenas un año. La misma Diputación que, a pesar de las advertencias de colapso hídrico motivado por la demanda de cultivos impropios de la zona, como el mago y el aguacate, los ha impulsado y extendido por toda la provincia. La inacción de las Administraciones ha sido tal que ni siquiera han pararon la explotación ilegal de más de 200 pozos en la Axarquía hasta que éstos ya estuvieron secos, pese a las denuncias durante más de una década de Ecologistas en Acción.

En ese escenario, ver cómo su medio de vida se seca al mismo ritmo que las plantas que cuidan, mientras los hoteles disfrutan de agua sin restricciones, les hacer hervir la sangre. Al mismo tiempo, reclaman que desde un punto de vista de “impacto medioambiental, el hecho de disminuir las zonas ajardinadas, plantas, arboledas, cubiertas vegetales, muchas de las cuales se acabarán perdiendo en su totalidad, terminará repercutiendo en el clima, aumentando exponencialmente las temperaturas y agravando la sequía a largo plazo.

Abrir más el grifo del agua, hoy por hoy, no parece que sea una opción, pero lo que es absolutamente intolerable es que se privilegie a la hostelería. Quizás si ésta se sometiera a idénticas restricciones, sí podría contemplarse alguna medida, por mínima que fuera, de mantenimiento de zonas verdes. El sector de las piscinas, siendo honestos, lo tiene mucho más complicado, al igual que el de apartamentos turísticos.

La nula sensibilidad de la Junta de Andalucía con estos colectivos evidencia, una vez más, el modo tan distinto que tiene respecto a la izquierda de afrontar las crisis. Moreno Bonilla ni siquiera ha deslizado la posibilidad de levantar un escudo social, de articular un plan de ayudas o, incluso, de una suerte de ERTEs coordinados con el Gobierno central, para no dejar caer a estos sectores. Es lo mínimo que cabría esperarse de un Administración que no ha estado a la altura.

El sector de los apartamentos turísticos, que en honor a la verdad apenas tienen reflejo en el colectivo que ahora se moviliza, no los incluiría en el mismo nivel que al resto. La mayor parte de los apartamentos turísticos apenas generan empleo y son una de las principales causas de la escalada de precios de la vivienda que ha desembocado en una emergencia habitacional, especialmente en los municipios costeros. Quienes han querido hacer de la especulación su medio de enriquecimiento han de asumir que se embarcaron en un juego de riesgo como la Bolsa. Cosa distinta es que a ellos les afecte igualmente el agravio comparativo, pero con respecto a aplicarles medidas de escudo social, es harina de otro costal.

En cambio y según exponen los afectados, los viveros han visto caer sus ventas un 30% mientras sus plantas continúan secándose, las empresas de jardinería han comenzado ya los despidos y el sector de las empresas de mantenimiento y abastecimiento de productos de piscinas han reducido su facturación un 70%. ¿Dónde está la Junta de Andalucía? 

(Artículo en Público)

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